Un hombre llamado Barry Myrick tomó la valiente decisión de ir a la cárcel en vez de devolver su perra al antiguo dueño.
Barry trabajó en una empresa que se encargaba de controlar plagas y su mascota tenía la labor de olfatear y hallar a las chinches en las casas y centros comerciales.
Con el pasar de los años la perra y el hombre se convirtieron en grandes amigos, pues incluso vivían juntos y la compañía pagaba los gastos médicos y la alimentación de la peluda compañera.
No obstante, en marzo del año 2020 Myrick fue expulsado de la empresa y una de sus obligaciones era devolver a su amada pitbull.
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Pero el amor de Barry hacia su mascota superó los límites y decidió devolver a la empresa las tarjetas de crédito y el equipo con el que trabajaba, menos a la perra.
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La negativa rotunda del sujeto acabó con la paciencia de la empresa que inició un proceso legal para quitarle la perra por las buenas o por las malas.
Barry fue llevado preso a la cárcel por esta decisión. No obstante, luego de 15 horas fue dejado en libertad y tras su salida contó: “Pasé 15 horas en la cárcel. No le deseo eso ni a mi peor enemigo. Las historias que escuché eran irreales: alguien golpeó a su padrastro con un bate de béisbol. No podía decirle a nadie que estaba allí por un perro”.
Por fortuna su abogado le ayudó a ganar la demanda contra la empresa argumentando que él fue el responsable del cuidado de la perra.