Cúcuta se vistió de sentimientos encontrados al despedir a Fabio Alexander Rangel, un hombre que, en medio de una dura enfermedad, decidió sellar su historia de amor de la manera más inolvidable: casándose en la sala de un hospital. Tenía 38 años y su nombre ya quedó marcado en la memoria de quienes presenciaron aquel instante que, pese al dolor, estuvo cargado de alegría y esperanza.
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Fabio permanecía internado en el Hospital Universitario Erasmo Meoz de Cúcuta, donde enfrentaba con entereza una condición de salud que lo debilitaba cada día más. Sin embargo, lo que sorprendió a todos fue la claridad con la que tomó una decisión que nada tenía que ver con medicinas ni tratamientos: quería cumplir el sueño de unir su vida en matrimonio con Leidy Paola León Rangel, su compañera de más de 12 años y madre de sus dos hijos.
Así fue el matrimonio de Fabio Alexander y el amor de su vida, Leidy
El 13 de agosto de 2025, el piso 11 del hospital se transformó en un escenario distinto al habitual. Lo que generalmente es espacio de rutinas médicas se convirtió en un lugar adornado con flores y sonrisas.
Médicos, enfermeras, auxiliares y familiares se convirtieron en organizadores improvisados de una boda que desbordó emotividad. No hubo vestidos de lujo ni salones decorados con extravagancia, pero lo que sí abundó fue el cariño de quienes entendieron que estaban siendo testigos de un momento único.
La ceremonia fue oficiada por el padre Elkin Ardila, quien, entre plegarias y bendiciones, guió el acto que unió a Fabio y Leidy. Ella, maquillada y arreglada con la ayuda de las enfermeras, tomó la mano de su compañero mientras los presentes contenían las lágrimas. Él, desde su cama hospitalaria, respondió con un firme “sí” que retumbó más allá de las paredes del hospital.
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El personal médico, que en esos días se había convertido casi en familia para Fabio, preparó cada detalle: hubo flores frescas, una torta improvisada y hasta música para acompañar el enlace. En medio de la fragilidad, lo que reinó fue la fuerza del amor, ese que logró transformar el ambiente clínico en un lugar de celebración.
Pero la historia tuvo un desenlace inevitable. Cinco días después de esa boda inolvidable, el 18 de agosto, Fabio partió. Su familia confirmó la noticia, y de inmediato las redes sociales se llenaron de mensajes de apoyo y admiración. No se hablaba solo de la tristeza de su partida, sino del ejemplo que dejó al mostrar que, incluso en los momentos más difíciles, se puede elegir celebrar la vida.