Una gran telaraña ha cubierto 10.000 metros cuadrados de ribera en un pueblo junto al lago Vistonida, en el norte de Grecia, después de que hace un mes un fenómeno similar en otra zona del país se hiciera viral en todo el mundo.
La bióloga Efterpi Patezinis, del Parque Nacional del Delta del Nestos y los lagos Vistonida e Ismarida, explicó al periódico local "Xronos" que, aunque no se trata de un fenómeno sin precedentes, en esta ocasión su extensión y rapidez es "impresionante".
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Según Patezinis, el fenómeno se debe a un desequilibrio medioambiental, pues este año mosquitos y moscas de arena han abundado en la zona y han servido como banquete para las, arañas que, en tales condiciones, se han reproducido con rapidez.
Se trata de una zona turística por su característico paisaje y por el monasterio de Ayios Nikólaos, situado dentro del lago y al que se accede por un puente de madera, ahora cubierto por esta densa telaraña.
La gigantesca seda arácnida ha tapado la vegetación, desde arbustos hasta árboles, así como vallas y muros e incluso algunos santuarios de carretera típicos del país.
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A pesar del tétrico paisaje, Patezinis aseguró que la situación es temporal, pues, "cuando llegue el frío y la comida se reduzca, las arañas también disminuirán".
El pasado septiembre una masa de telarañas similar cubrió unos 3.000 metros cuadrados en otro lago en Grecia, el de Aitoliko, a 250 kilómetros al oeste de Atenas.
Detrás de aquella invasión de arañas de la especie Tetragnatha, que se popularizó mundialmente al parecer estar sacada de una historia fantástica de J.R.R Tolkien, también estaban el exceso de alimento en forma de mosquitos, las altas temperaturas y la humedad.
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Aunque en ese caso se aseguró que ni las arañas ni sus telarañas eran perjudiciales para el medioambiente o el ser humano, cuando miles de ellas llegaron a las casas del pueblo, los vecinos amenazaron con demandar a las autoridades si no tomaban medidas.