En esta pieza audiovisual, el artista abre su vida al público a través de una emotiva historia que, junto a él, fue protagonizado por gente de su pueblo.
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Silvestre quiso traer todas sus vivencias al presente y, para esto, buscó locaciones especiales como el Río Marquesote.
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El video cierra con una parranda en la caseta de Urumita, una tradición que Silvestre quería compartir, porque “allí era donde se presentaban los grandes”.
Una anécdota que dejó este rodaje se dio en el cerro Pedro Vence o del Viejo Moli, cuando una de sus seguidoras de corazón, Maria Atencio, se acercó en un momento en que el artista se encontraba solo con su equipo de rodaje para expresarle lo que representaban sus canciones y, de manera natural, aparece ella en escena en el video.
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Por estos días, Silvestre sueña con llevarse dos estatuillas en los Grammy Latinos y seguir llevando su música a todos los rincones del mundo.
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