Aumentar la cantidad de espacios verdes en las ciudades podría evitar muchas muertes prematuras, según un estudio que calcula que, si en una ciudad como Filadelfia hubiera un 30 % más de zonas verdes, se podrían salvar más de 400 vidas al año y ahorrar unos 4.000 millones de dólares.
El estudio, liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) (España) -centro impulsado por la Fundación "la Caixa"-, y el Servicio Forestal de los Estados Unidos, se publicó en la revista científica The Lancet Planetary Health.
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Los espacios verdes en entornos urbanos aportan beneficios para la salud física y mental de los habitantes de las ciudades.
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Una reciente revisión de datos realizada por el ISGlobal, la Universidad de Colorado y la Organización Mundial de la Salud (OMS) concluía que las áreas verdes residenciales podrían proteger contra la mortalidad por todas las causas.
El análisis, que incluía nueve estudios longitudinales con más de ocho millones de personas de siete países diferentes, confirmaba que un incremento en áreas verdes alrededor de la vivienda se asociaba de manera significativa con una reducción en la mortalidad prematura.
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En el estudio publicado, los investigadores plantearon tres escenarios diferentes para el año 2025: el más ambicioso con un aumento del 30% en cada uno de los barrios de la ciudad y otros dos más moderados.
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Los espacios verdes se calcularon a partir de imágenes áreas por satélite de los árboles, contabilizando la cobertura formada por la copa, hojas, ramas y tallos visualizados desde arriba.
Los resultados mostraron que si el Ayuntamiento de Filadelfia lograra aumentar los espacios verdes un 30 % en cinco años, evitaría 403 muertes prematuras de personas adultas cada año, un tres por ciento de la mortalidad de la ciudad.
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Los escenarios más moderados también mostraron descensos importantes de la mortalidad: un aumento del 5% o del 10% de la cobertura de los árboles podría resultar en una reducción anual de 271 y 376 muertes en toda la ciudad, respectivamente, según un estudio.
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Pero lograr este objetivo no está exento de problemas, "habría que hacer frente a circunstancias como el cambio climático, las plagas y las especies invasoras, o el propio desarrollo urbano", reconoce Michelle Kondo, primera autora del estudio.
"Aunque cada urbe tenga sus propias características, este estudio es un ejemplo para todas las ciudades del mundo: se pueden salvar muchas vidas aumentando los árboles y reverdeciendo los entornos urbanos, incluso a niveles modestos", concluye Mark Nieuwenhuijsen, coordinador del estudio y director de la Iniciativa de Planificación Urbana, Medio Ambiente y Salud de ISGlobal.
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El estudio mostró además que las áreas con un nivel socioeconómico más bajo serían las más beneficiadas por un aumento "moderado" de los espacios verdes.
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