
El 24 de mayo de 2012, Colombia se estremeció ante la noticia de la forma en la que perdió la vida Rosa Elvira Cely. Su caso no solo desató una ola de indignación nacional, sino que sentó un precedente crucial en la legislación colombiana, inspirando la creación de la Ley Rosa Elvira Cely en 2015, que tipificó el feminicidio como un delito autónomo.
Sin embargo, más allá de la normativa, persiste una realidad desgarradora: la de los miles de niños y niñas que quedan huérfanos, marcados por la violenta ausencia de sus madres. Entre ellos se encuentra Juliana, la hija de Rosa Elvira, quien a sus 24 años, rompe el silencio para compartir su dolorosa travesía.
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A sus 12 años, la vida de Juliana cambió para siempre. La noticia del doloroso final de su mamá en un parque de Bogotá, un caso que conmocionó al país y desató multitudinarias marchas exigiendo justicia, llegó a ella de la manera más cruel.
Aunque su familia intentó protegerla de los detalles más escabrosos, la amplia cobertura mediática del caso hizo imposible ocultarle la verdad. "Yo empiezo por mis medios a buscar la verdad, pero hasta ese momento, me empiezan a decir cosas en el colegio y ahí empieza el bullying, como que yo no era de esa clase social, que mi mamá era tal persona y le había pasado eso por andar en la calle", relató Juliana en una entrevista para los Informantes de Caracol Tv.
El bullying que sufrió Juliana tras el feminicidio de su madre dejó profundas cicatrices emocionales, moldeando su carácter y su percepción del mundo. La falta de una comunicación directa sobre la verdad por parte de su familia la hizo sentirse "defraudada", a pesar de entender que era una niña.
"Fingía estar bien, pero claro, yo empecé a tener síntomas de que no todo estaba bien", confesó. Fue una profesora atenta quien, al notar cambios en sus hábitos alimenticios y sociales, alertó a su abuela y tía, desencadenando la necesidad de buscar apoyo.
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Juliana ha encontrado sanación en los últimos años, expresando: "Hasta hace poco siento que el duelo lo viví, lo gestioné como debería ser".
La experiencia de Juliana no es aislada. En Colombia, entre 2019 y 2024, se registraron 3.718 feminicidios, dejando al menos 1.746 menores sin su madre.
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Esta cruda realidad subraya una grave carencia: la falta de una política pública integral que garantice apoyo social, económico y psicológico a estos niños y adolescentes, quienes no solo enfrentan el dolor de la pérdida, sino también el estigma, el silencio y las secuelas emocionales.