
La estufa secreta del Vaticano: así logran el humo blanco que anuncia al nuevo papa
Durante el Cónclave, una estufa antigua es clave para anunciar al nuevo Papa. ¿Sabías que han fallado los colores del humo? Aquí te contamos por qué.

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Durante cada Cónclave en el Vaticano, millones de personas dirigen la mirada a una pequeña chimenea que sobresale de la Capilla Sixtina. De allí sale el famoso humo que indica si ya hay nuevo Papa. Lo que pocos saben es que ese humo no sale por arte de magia, sino desde una estufa antigua y altamente vigilada, instalada especialmente para la ocasión.
La tradición del humo blanco y negro data de 1878, aunque solo se volvió un signo global desde mediados del siglo XX. El sistema es bastante rudimentario, pero tiene su ciencia. En realidad, se usan dos estufas conectadas a la misma chimenea. Una es para quemar las papeletas de votación, y la otra es la que produce el color del humo: blanco si hay Papa, negro si no.
El dispositivo se instala justo antes del inicio del Cónclave dentro de la Capilla Sixtina, en una esquina alta. Aunque parece un horno doméstico, la estufa fue diseñada especialmente para ese lugar. Los técnicos que la manipulan son muy pocos y todo ocurre bajo estricta vigilancia del Vaticano.
Para el humo blanco, que anuncia la elección de un nuevo Pontífice, se queman las papeletas junto con una mezcla química especial compuesta por lactosa, clorato de potasio y resina de pino. Esta fórmula fue adoptada en 2005 luego de confusiones en Cónclaves anteriores, cuando el color del humo no era claro y confundía a los presentes.
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En contraste, el humo negro se consigue quemando las papeletas con otras sustancias, como alquitrán y caucho, que aseguran un color oscuro y persistente. La meta es que el humo sea claramente visible desde la Plaza de San Pedro, incluso en días nublados.
Pese a toda esta preparación, el humo ha fallado varias veces. En el Cónclave de 2005, cuando fue elegido Benedicto XVI, el humo parecía gris y la gente no sabía si ya había Papa. Algo similar pasó en 2013 con Francisco, generando minutos de incertidumbre hasta que el anuncio oficial se hizo por voz.
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Otra curiosidad es que los encargados de operar la estufa no son cardenales ni sacerdotes, sino técnicos laicos elegidos por su experiencia. Ellos también juran guardar secreto total antes de entrar en acción. Y aunque su trabajo dura apenas segundos, son parte clave del ritual que el mundo entero observa.
Cuando finalmente se elige al nuevo Papa, se queman las papeletas con la mezcla blanca y, al mismo tiempo, suena la gran campana de San Pedro. Entonces, el humo blanco se eleva y el mundo contiene la respiración: Habemus Papam.
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