El fallecimiento de Lorys Stival, un niño de 8 años, conmocionó a Italia no solo por la forma en que ocurrió, sino también por las impactantes revelaciones que surgieron durante la investigación. Su madre, Verónica Panarello, fue hallada culpable y condenada a 30 años de prisión, además de pagar indemnizaciones a su esposo y sus suegros.
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El 29 de noviembre de 2014, Panarello acudió a la comisaría de Carabineros de Santa Croce Camerina para denunciar la desaparición de su hijo. En su primera versión, aseguró que lo había dejado en la escuela, pero que no volvió a saber de él. Sin embargo, las cámaras de seguridad del colegio y el testimonio de empleados demostraron que el menor nunca ingresó al lugar.
Horas más tarde, un hombre que paseaba por una zona rural cercana al Mulino Vecchio encontró el cuerpo del niño. Llevaba aún el delantal escolar, presentaba marcas en las muñecas y moretones. Esto, sumado a imágenes de un vehículo vinculado a Panarello circulando hacia el sitio del hallazgo, encendió las alarmas de los investigadores.
El 9 de diciembre de 2014, ante las contradicciones y las pruebas recolectadas, la Policía detuvo a la mujer. En ese momento, ella insistió en su inocencia y se definió como una madre dedicada.
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El giro en la investigación: el suegro en la historia
Con el avance del proceso, Panarello cambió varias veces su versión. Primero dijo que había dejado a Lorys en la carretera para que se calmara y que, al regresar, lo encontró muerto con un cable alrededor del cuello. Después, en 2015, sorprendió con una nueva declaración: afirmó que el día de los hechos estaba con su suegro, Andrea Stival, en un encuentro íntimo mientras su esposo viajaba. Según su relato, el niño los sorprendió, lo que derivó en una discusión que terminó con su muerte.
Aun así, el tribunal consideró que la versión no estaba respaldada por pruebas y que ella era la única responsable. El 17 de octubre de 2016 fue sentenciada a 30 años de prisión, con cinco años adicionales de libertad condicional después de cumplir la pena.
En 2018, Panarello intentó en el Tribunal de Apelación de Catania responsabilizar directamente a Stival, pero la solicitud fue rechazada al no presentar evidencias nuevas.
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