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Quienes se acuestan a dormir tarde manejan peor sus emociones, según estudio

Los ritmos circadianos cambios físicos, mentales y conductuales se ven alterados en quienes se acuestan a altas horas de la noche.

23535_Quedarse hasta tarde referencia // FOTO: Pixabay
Quienes se acuestan a dormir tarde manejan peor sus emociones, según estudio
Quedarse hasta tarde referencia // FOTO: Pixabay

Las personas que se acuestan tarde usan peores estrategias para regular sus emociones, según revela un estudio de la Universidad de Málaga que analiza los ritmos circadianos.

 

El profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad de Málaga Juan Manuel Antúnez ha señalado que un importante porcentaje de la población padece "jet lag social", que ocurre cuando el reloj social y biológico no coinciden, como es el caso de los vespertinos.

 

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El estudio analiza los ritmos circadianos -cambios físicos, mentales y conductuales que siguen un ciclo diario-, y que responden principalmente a la luz y la oscuridad en el ambiente de un organismo, y en concreto, la matutinidad-vespertinidad, que es una forma en que se manifiestan.

 

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Estudios previos de este profesor ya habían demostrado que las personas vespertinas suelen tener más problemas psicológicos como trastornos del estado de ánimo, de la conducta alimentaria, psicóticos o alteraciones del sueño, entre otros, mientras que las matutinas tienden a mostrar mayores niveles de optimismo, resiliencia e inteligencia emocional.

 

Según el experto en personalidad de la UMA, la matutinidad-vespertinidad es un continuo bipolar en el que se puede clasificar todo el mundo.

 

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Así, aquellos que se despiertan muy temprano, incluso los fines de semana cuando no tienen que madrugar, y que se acuestan pronto porque “se lo pide el cuerpo” son los que se encuentran más próximos al polo matutino.

 

En cambio, los vespertinos son todo lo contrario: suelen trasnochar, les cuesta madrugar y rinden mejor a últimas horas del día.

 

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“Se estima que el 20 por ciento de la población es matutina, otro 20 por ciento, vespertina y el 60 por ciento restante, intermedia, es decir, los que se encuentran en el centro de los dos polos”, explica Antúnez.

 

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En concreto, este último trabajo publicado en la revista Plos One, que ha contado con más de 3.000 participantes y se ha desarrollado de forma virtual, ha estudiado cómo esta tipología circadiana se relaciona con la regulación emocional, entendida como la capacidad para controlar las emociones.

 

Las personas matutinas hacían mayor uso de estrategias de reevaluación cognitiva –volver a valorar lo ocurrido a fin de modificar el significado y el impacto emocional de una situación determinada- que las vespertinas.

 

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Estas últimas, a su vez, presentan un mayor uso de estrategias de supresión de la expresión, es decir, que tienden a reprimir la expresión facial asociada al sentimiento de emociones tanto positivas como negativas.

 

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Este segundo tipo de estrategias, como destaca Antúnez, se encuentra estrechamente relacionado con problemas psicológicos, especialmente ansiedad y depresión.

 

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El profesor ha detectado una diferencia por sexos, ya que "las mujeres utilizan más estrategias de reevaluación cognitiva que los hombres, que prefieren las estrategias de supresión”.

 

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Asimismo, el investigador sostiene los vespertinos padecen ‘jet lag social’, que ocurre cuando el reloj social y el biológico no están sincronizados, ya que los horarios sociales tienden a ser matutinos.

 

Las personas vespertinas se encuentran "más fatigadas y en desventaja por dicho desajuste", lo que podría dar lugar a una mayor tendencia a poner en marcha estrategias de regulación emocional "menos eficaces, originando problemas psicológicos a tener en cuenta”, ha asegurado

 

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