
Papá de niña desaparecida en Cajicá hace grave denuncia; complica la búsqueda
La menor fue dejada en su colegio, el Gimnasio Campestre Los Laureles Bilingüe, en Cajicá, Cundinamarca, y desde la mañana del 12 de agosto no se volvió a saber de ella.

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La desaparición de Valeria Afanador completa ya nueve días y el misterio se hace cada vez más desconcertante. La menor fue dejada en su colegio, el Gimnasio Campestre Los Laureles Bilingüe, en Cajicá, Cundinamarca, y desde la mañana del 12 de agosto no se volvió a saber de ella. Su familia, junto con autoridades, organismos de socorro y comunidad en general, no ha parado de buscarla por cielo y tierra.
El caso mantiene a los padres de la niña sumidos en la incertidumbre total. Manuel Afanador, su padre, asegura que la situación es “extremadamente rara” y que no entienden cómo en un colegio, bajo supervisión de adultos, pudo perderse sin dejar rastro.
Las cámaras de seguridad del colegio registraron a Valeria hacia las 10:30 de la mañana de ese 12 de agosto. La menor estaba jugando cerca de un área de arbustos, próxima a la reja que colinda con el sector del río Frío. Allí se le ve ingresar hacia esa zona boscosa, pero nunca se observa que regrese al mismo punto.
Esa es la última imagen que se tiene de Valeria. Desde entonces, las preguntas no dejan de crecer: ¿cómo fue posible que la niña saliera de las instalaciones sin supervisión?, ¿había un espacio por el que lograra pasar al otro lado de la reja?, ¿qué pasó en esos minutos en que nadie la vio regresar?
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De inmediato, las autoridades pensaron en el río Frío como la primera posible explicación. Equipos de rescate recorrieron el afluente desde su parte alta, y hasta buzos especializados se sumergieron en los puntos más hondos. Sin embargo, no se hallaron rastros ni pertenencias de la menor.
Álvaro Farfán, delegado del Cuerpo de Bomberos de Cundinamarca, señaló que el 95 % de esa hipótesis está descartada. Según dijo, el río no es caudaloso ni presenta niveles altos que puedan arrastrar a una persona sin dejar evidencia.
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La familia Afanador también considera otra posibilidad. Manuel, abuelo de la menor, aseguró que algunos vecinos hablaron de un hombre alto y corpulento que supuestamente se la habría llevado. Esa versión aún está bajo investigación y ha llevado a revisar cámaras en municipios cercanos como Chía, Tenjo y Tabio, en busca de nuevas pistas.
Por ahora, nada ha sido confirmado. Lo que sí es claro es que los familiares no descansan y se suman a cada jornada de búsqueda en medio de la esperanza de volver a ver a Valeria.
El 20 de agosto, la Interpol emitió circular amarilla para reforzar la búsqueda de la menor. Esto abre la posibilidad de que haya sido sacada de Colombia, por lo que la alerta ya es internacional.
Mientras tanto, Luisa Cárdenas, madre de Valeria, ha encabezado marchas en Cajicá pidiendo el regreso de su hija. Con lágrimas y carteles, la comunidad ha acompañado las manifestaciones, mostrando solidaridad y apoyo a la familia.
“Valeria va a aparecer”, dijo la madre en medio de la movilización, mientras pedía que, si alguien la tiene, la devuelva sana y salva.
La recompensa por información que permita dar con su paradero asciende a 70 millones de pesos.
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Tras ocho días de la desaparición, el padre de Valeria, Manuel Afanador, levantó su voz contra los rumores que circulan en redes sociales. Señaló que la desinformación ha afectado directamente la búsqueda.
“Han empezado a especular en redes sociales que la niña apareció, que está bien, que los papás son culpables (…) Les pido a los ciudadanos que se pongan la mano en el corazón. Una vez Valeria esté sana y salva con nosotros, les estaremos comunicando”, dijo en entrevista con Citytv.
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Afanador también manifestó su preocupación porque, hasta el momento, no ha recibido reportes claros sobre el avance de la investigación. “Voy a tratar de hablar con las autoridades judiciales para ver cuál es el avance, porque hasta hoy no tenemos nada”, agregó.
De acuerdo con las cámaras de seguridad analizadas, Valeria salió del colegio y se internó en una zona boscosa. Desde ese instante, su rastro se perdió por completo, lo que mantiene viva la incertidumbre en Cajicá y en todo el país.
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