
30 teras de video revelarían lo que pasó con Valeria Afanador, niña desaparecida en Cajicá
Más de 200 personas y 10 perros trabajan día y noche en Cajicá para hallar a Valeria Afanador, la niña que desapareció hace casi una semana.

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En el municipio de Cajicá, Cundinamarca, la incertidumbre crece con el paso de las horas. La desaparición de Valeria Afanador, una niña de 10 años, ha movilizado a más de 200 personas entre autoridades, organismos de socorro y voluntarios que mantienen la esperanza de encontrarla con vida.
Tras siete días de labores, el esfuerzo se concentra en revisar hasta 30 teras de grabaciones de cámaras de seguridad, además de intensos operativos en zonas rurales y urbanas.
La familia de Valeria, junto a la comunidad, no baja los brazos. Manuel Afanador, padre de la menor, ha acompañado los rastreos por tierra y agua, describiendo estos días como una mezcla de angustia y esperanza.
La recompensa por información que permita ubicarla asciende ya a 70 millones de pesos, lo que evidencia la magnitud del compromiso institucional.
Uno de los avances más importantes en la investigación es la recopilación de cerca de 30 teras de material fílmico, obtenidos de cámaras en colegios, vías y establecimientos de la zona. Todo este contenido está bajo análisis de la Policía Judicial, la Sijín y el CTI de la Fiscalía, con el fin de identificar cualquier pista que permita trazar el recorrido de Valeria el día de su desaparición.
Paralelamente, se mantienen cinco puntos activos de búsqueda: desde el río Frío hasta sectores montañosos de la vereda Canelón. A estas labores se suman drones, binomios caninos especializados y personal del Ejército, la Policía, los Bomberos y la Cruz Roja. La magnitud del despliegue refleja la urgencia de obtener resultados en un caso que mantiene en vilo a toda la región.
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Las autoridades locales, como el secretario de Seguridad de Cajicá, insisten en que no se descarta ninguna hipótesis. Desde un posible accidente en áreas rurales hasta escenarios más complejos, todos los caminos de investigación permanecen abiertos.
Además del trabajo técnico, la búsqueda ha tenido un fuerte componente humano. Amigos, vecinos y voluntarios se han unido a las autoridades para recorrer trochas, haciendas y construcciones abandonadas. El compromiso colectivo demuestra la solidaridad de la comunidad frente a la angustia de una familia que solo pide respuestas.
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En Chía, municipio vecino, también se han sumado operativos, ampliando el radio de búsqueda a más de siete kilómetros. Mientras tanto, en Cajicá la expectativa se mantiene alta frente al análisis de los videos, pues cualquier detalle podría marcar la diferencia.
Aunque la incertidumbre persiste, la fe en encontrar a Valeria con vida no se apaga. Cada hora que pasa fortalece la determinación de una comunidad entera que, entre drones, caninos y brigadas de rescate, mantiene viva la esperanza de un reencuentro.
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