Adoptar un estilo de vida saludable y una alimentación equilibrada no solo se vincula con vivir más, sino con gozar de una mejor calidad de vida. La premisa de que cuanto antes se incorporen hábitos saludables, mejor, se ve respaldada por un reciente estudio realizado en el Reino Unido y publicado en la prestigiosa revista Nature Food.
Este trabajo destaca que la implementación de cambios en la dieta se vuelve crucial al acercarse la mediana edad, y sorprendentemente, iniciar estos cambios a partir de los 40 años puede extender la vida hasta 10 años más.
Según el portal Notife, de Argentina, existe una investigación, basada en datos recopilados de 467,354 participantes del Biobanco del Reino Unido, con edades comprendidas entre los 40 y 69 años, examinó los hábitos alimenticios y las transformaciones dietéticas realizadas durante un seguimiento promedio de 30 años. Los resultados revelaron que aquellos individuos que, en la mediana edad, transitaron de una dieta desaconsejable a una saludable y mantuvieron dicho patrón, lograron agregar una década a su esperanza de vida. Además, se observó que a mayor número de cambios hacia patrones dietéticos saludables, mayor fue la ganancia en la esperanza de vida.
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Aunque los participantes que adoptaron dietas saludables más tarde también experimentaron beneficios, estos no equipararon los obtenidos por aquellos que comenzaron a los 40 años. Por ejemplo, cambiar a una dieta saludable a los 70 años podría traducirse en un aumento de la esperanza de vida de solo 5 años, evidenciando la importancia de iniciar estos cambios en la mediana edad. Los grupos de alimentos asociados con una mayor longevidad son los frutos secos, las legumbres y los cereales integrales, pero por otro lado hay que tratar de evitar las carnes rojas y las bebidas azucaradas.
El estudio consideró diversos factores, como edad, sexo, tabaquismo, consumo de alcohol y actividad física. Además, se llevaron a cabo análisis de sensibilidad que tuvieron en cuenta el índice de masa corporal y la ingesta de energía, ofreciendo así una visión integral de los resultados.
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Aunque los investigadores reconocen que mantener cambios en el estilo de vida a lo largo del tiempo puede presentar desafíos, destacan la relevancia de intentarlo y mantener la constancia en estos cambios, ya que esto puede tener un impacto significativo en la esperanza de vida. En definitiva, el mensaje clave es claro: nunca es tarde para adoptar un estilo de vida más saludable y disfrutar de los beneficios que esto conlleva para una vida más larga y plena.