WhatsApp se ha consolidado como el principal medio de interacción para muchas generaciones, especialmente entre los jóvenes. Sin embargo, una nueva tendencia está empezando a ganar terreno: “hablar por fotos”. Esta forma novedosa de comunicación podría marcar el fin de los mensajes de texto tradicionales en la plataforma de mensajería.
La tendencia de hablar por fotos se basa en enviar imágenes, ya sean selfies, fotos del entorno o incluso capturas oscuras, como método de comunicación. A diferencia de los mensajes de texto convencionales, los usuarios, especialmente jóvenes, optan por escribir sobre las imágenes con el dedo, lápices digitales o incluso mediante garabatos. Además, utilizan stickers y emojis para complementar su mensaje.
Estas fotos son enviadas a través de la función "ver una vez" de WhatsApp, lo que significa que desaparecen después de ser vistas una sola vez por el receptor, eliminando cualquier rastro de la conversación. Es un fenómeno que ha generado tanto curiosidad como preocupación.
¿Hablar por fotos: creatividad o una posible amenaza?
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Aunque esta tendencia parece un uso creativo de las herramientas que WhatsApp ofrece, ha levantado algunas alarmas. ¿Por qué? Padres y expertos en seguridad ven con inquietud el uso de las fotos efímeras como un canal que facilita conductas inapropiadas, como el grooming o el bullying, sin dejar pruebas. La desaparición automática de las imágenes dificulta el monitoreo parental y deja a los menores vulnerables a situaciones peligrosas.
- Grooming: el acoso sexual por parte de adultos que se hacen pasar por menores para contactar a niños en internet.
- Bullying: la posibilidad de recibir mensajes ofensivos o agresivos sin que quede registro.
Una de las mayores preocupaciones de los padres es que, al no poder controlar este tipo de conversaciones, “no sabrán si algo les sucedió a sus hijos ni por qué” , como lo expresó un usuario en redes sociales.
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Sin evidencia, pero ¿seguro?
Es importante destacar que, aunque la función “ver una vez” de WhatsApp ofrece ciertas garantías de seguridad, como impedir que las fotos se guarden en el dispositivo o que se realicen capturas de pantalla, no es un método infalible. Algunas personas han encontrado formas de sortear estas restricciones, como tomar fotos de la pantalla con otro teléfono, lo que pone en riesgo la privacidad y seguridad de los usuarios.
El tiktoker Wamme alertó sobre el uso de esta tendencia para prácticas delictivas, como el grooming, advirtiendo que al enviar fotos efímeras, “los menores podrían compartir información sensible sin darse cuenta” . Además, comentó sobre la posibilidad de que estas fotos sean usadas para intimidar o acosar sin dejar pruebas, lo que incrementa el riesgo de bullying.
La reacción de los usuarios
Las redes sociales no han tardado en reaccionar a esta nueva moda. El video de la influencer Megumi Hasebe acumuló más de 3 millones de vistas, con miles de comentarios que expresan tanto apoyo como preocupación. Mientras algunos usuarios ven esta tendencia como un escape de la vigilancia digital, otros opinan que es “un trabajo innecesario”. Uno de los comentarios más comunes es: “Ya no quieren dejar evidencia de lo que hablan”.
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Por otro lado, algunos se preguntan cómo los usuarios son capaces de recordar toda una conversación si solo ven las imágenes una vez. “Mi amiga me manda mensajes por foto cuando quiere que algo sea muy privado”, comentó una usuaria, lo que refleja que, para muchos, esta práctica es sinónimo de discreción.
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