El pesebre es uno de los símbolos más representativos de la Navidad , especialmente en hogares católicos. Esta tradición, que recrea el nacimiento de Jesús en Belén, tiene una simbología profunda y arraigada en la fe cristiana.
Entre los elementos principales del pesebre se encuentra el Niño Jesús, quien ocupa el lugar central. Pero, ¿por qué se le da esta posición tan importante y cuál es el momento adecuado para colocarlo? Aquí te lo explicamos.
El significado del Niño Jesús en el centro del pesebre
El Niño Jesús representa el eje central de la Navidad, ya que esta festividad celebra su nacimiento como el Salvador del mundo. Colocarlo en el centro del pesebre simboliza que él es la luz que guía y reúne a todas las figuras presentes: la Virgen María, San José, los pastores, los animales, y los Reyes Magos.
Continúa leyendo:
Esta ubicación también refleja la importancia de poner a Cristo en el centro de la vida de las familias y de la espiritualidad. Desde un punto de vista espiritual, el pesebre invita a los creyentes a reflexionar sobre la humildad con la que Jesús llegó al mundo, en un establo sencillo, rodeado de pastores y animales. Este gesto enseña que la grandeza no radica en la riqueza material, sino en el amor y la fe.
Publicidad
¿Cuándo se debe colocar el Niño Jesús en el pesebre?
La tradición marca que el Niño Jesús no debe colocarse en el pesebre antes del 24 de diciembre, pues su llegada simboliza el momento exacto de su nacimiento, durante la Nochebuena. En muchos hogares, el acto de ubicar la figura del Niño Jesús se realiza a medianoche del 24 de diciembre, acompañándolo de oraciones y cantos de villancicos.
Algunos consejos para esta ceremonia:
- Momento familiar: Reúne a la familia para darle un sentido más especial.
- Oración: Realiza una pequeña plegaria antes de colocar al Niño Jesús.
- Villancicos: Cantar villancicos tradicionales crea un ambiente cálido y alegre.
Colocar al Niño Jesús en el pesebre no es solo un acto decorativo, sino un recordatorio de los valores cristianos que la Navidad busca resaltar: la fe, la humildad y el amor. Además, es una oportunidad para enseñar a las nuevas generaciones el verdadero significado de esta celebración y fortalecer los lazos familiares.
Publicidad
El Niño Jesús ocupa el centro del pesebre porque es el corazón de la Navidad. Su ubicación en la noche del 24 de diciembre simboliza su llegada al mundo y la renovación de la esperanza en los hogares.
Mantener viva esta tradición nos conecta con nuestra espiritualidad y nos recuerda que lo más importante de la Navidad no son los regalos, sino el amor y la unidad.
Continúa viendo: Feliz Navidad te desea La Kalle, la mandamás; Un mensaje para nuestro mejor regalo