Tras varios días de su renuncia, Alberto Linero se enfrenta a una nueva forma de ver el mundo y la vida misma. Su cotidianidad ha cambiado.
En los Informantes se recordó una entrevista de cuando era sacerdote contrastada con una de la actualidad.
Habló de su carácter y de su forma de ser, que le gusta mamargallo y echar cuentos, que la soledad en Bogotá le pegó muy duro.
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Si en sus manos estuviera cambiaría la liturgia y dejaría como opcional el celibato: No todo el mundo está llamado a ser célibe. concluyó.
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Aseguró que estamos en una sociedad ‘pipicéntrica’ , lo que hace mucho más difícil el tema del celibato.
Por otro lado, entre risas y con la gracia que lo caracteriza, Linero mencionó que no le tiene miedo al amor, a la sexualidad, incluso se atrevió a bromear con un catálogo de mujeres.
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