Robinson Díaz, reconocido actor y director colombiano, se ha convertido en una figura emblemática del entretenimiento. Nació el 1 de mayo de 1966 en Envigado, Antioquia. Díaz es especialmente conocido por su papel de Milton Jiménez, alias "El Cabo", en la serie "El Cartel de los Sapos". Sin embargo, pocos conocen los humildes comienzos que lo llevaron al éxito.
En una reciente entrevista con el video jockey Roberto Blanco en el programa 'Tiene Kalle' de La Kalle, Robinson Díaz compartió detalles íntimos de su vida, revelando aspectos sorprendentes de su pasado, incluyendo cómo tuvo que trabajar como cuidador de carros para subsistir. La conversación, marcada por risas y anécdotas, se desarrolló de manera informal en una caseta de comidas rápidas, donde ambos disfrutaban de una popular arepa de huevo colombiana.
Díaz comenzó recordando su época universitaria, cuando su padre le enviaba apenas 20,000 pesos al mes para sus gastos. " Eso me alcanzaba para una arepa de huevo, una empanada o una arepa de queso al día" , comentó. A pesar de las limitaciones económicas, Robinson estaba tan apasionado por su carrera que el hambre pasaba a un segundo plano. "El hambre se me olvidaba", confesó.
La entrevista se tornó más profunda cuando Blanco le preguntó sobre su vida en el barrio hace unos 30 años. Robinson Díaz recordó un incidente en el barrio La Candelaria, donde fue asaltado mientras hablaba por un teléfono público. "Me pusieron un cuchillo y me dejaron en medias. Se llevaron 20 pesos y los tenis, era lo único que tenía, me dijeron chichipato", recordó.
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Uno de los momentos más reveladores de la charla fue cuando Robinson Díaz confesó su experiencia como cuidador de carros. Recordó con nostalgia la primera vez que invitó a salir a su esposa, Adriana Arango, a quien cariñosamente llama 'la Mona'. "La invité a salir con uno de los primeros sueldos que me había ganado cuidando carros en la Candelaria. Yo he sido de la calle, pura calle" , afirmó Díaz.
A pesar de las dificultades, logró invitarla a Crepes donde se dieron su primer beso. Sin embargo, no todo fue fácil. "Apenas miré la carta y vi que la cuenta superaría los 35,000 pesos, pensé: ‘yo mejor solo como la entrada’" , comentó entre risas.
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Esta confesión no solo humaniza a Robinson Díaz, sino que también muestra su capacidad de superación y su conexión con las raíces populares. Su historia es un recordatorio de que, detrás de cada éxito, hay una historia de lucha y perseverancia. Desde cuidar carros hasta convertirse en una estrella de la televisión, Díaz demuestra que con pasión y determinación, se pueden superar las adversidades y alcanzar los sueños más ambiciosos.