Jorge Soto, el icónico "Chiqui" de Pies a Cabeza, contó en El Klub de La Kalle, la verdadera y dolorosa historia detrás del atentado que dejó a su hermano, John Alex Ortiz, conocido por su papel de Mateíto en Pandillas, Guerra y Paz, en una silla de ruedas.
Lejos de los sets de grabación, la fama se encontró con la envidia y la ignorancia en un barrio bogotano, llevando a un agresor de solo 15 años a perpetrar un acto violento que transformaría la vida de John para siempre.
La televisión colombiana de los años 90 fue marcada por series que robaron el corazón de una generación. Entre ellas, Pies a Cabeza lanzó al estrellato a Jorge Armando Soto, conocido como Chiqui, y a su hermano, John Alex Ortiz, quien luego inmortalizaría a Mateíto en la recordada producción Pandillas, Guerra y Paz.
John, que incursionó en la actuación desde los siete años, se convirtió en un rostro conocido, pero su fama, combinada con el entorno del barrio, lo puso en la mira de la envidia.
Jorge Soto, quien también creció en un barrio de Bogotá, específicamente en Granada Bachué, reveló que él y su hermano Nano (John) venían de la calle.
John era un joven deportista, actor y patinador, y aunque trabajaba para obtener sus lujos y ropa de marca, esto generaba resentimiento en otros.
El hecho ocurrió en un ambiente influenciado por el rap y el hip hop, géneros que John adoptó a través de la influencia de un primo.
¿Qué le pasó al actor que interpretaba a Mateito en Pandillas Guerra y Paz?
El relato de Jorge Soto detalla que su hermano estaba intentando salir de la "burbuja" de la televisión para conectar con el ambiente del barrio, participando en fiestas de rap y hip hop que se realizaban en lugares como Villas de Granada o el centro de la ciudad.
Fue en medio de una de estas rumbas que se desató el incidente que cambió su vida. En aquella época, era común que la gente robara las gorras si les gustaban.
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Un joven se acercó y le robó la suya, pero John, siguiendo la enseñanza de su primo de no dejarse intimidar, lo enfrentó. John se le paró al agresor y le advirtió que no viniera a robarle, a pesar de que el ladrón intentó justificar su acción diciendo que a él también lo habían robado.
Esta confrontación dejó al agresor "rayado" y enfurecido, quien, tras consumir alcohol y drogas, se "enloqueció". El agresor era un muchacho de apenas 15 años, mientras que John tenía unos 16 en ese momento.
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El ataque ocurrió cuando John se dirigía a tomar un taxi. De repente, otro vehículo se cruzó delante del carro que lo iba a recoger. El atacante descendió, abrió el baúl, y antes de disparar, lanzó una frase escalofriante, influenciado por la maldad que John interpretaba en la ficción: "Los actores también se mueren".
Acto seguido, le propinó tres tiros. Según Jorge, este suceso fue un acto de ignorancia derivado de la televisión, donde la gente confundía la realidad con el papel de Mateíto, el personaje "malo".
Los médicos determinaron que John Alexander Ortiz no volvería a caminar y que nunca podría tener hijos. Además, el pronóstico indicaba que viviría dependiendo de una sonda para orinar y usando pañal.
Sin embargo, a raíz de la tragedia, la madre de John, una "guerrera" que los había abandonado previamente y por lo cual Jorge sentía rabia, comenzó a orar fervientemente por su hijo. John, quien inicialmente se enojó con Dios, pidiéndole perdón a su madre y confrontando su fe, presenció lo que la ciencia consideraba imposible.
Pocos años después, John tuvo dos hijos. Este hecho fue reconocido por Jorge como un claro desafío a la ciencia, demostrando que lo que es imposible para el hombre es posible para Dios.
Jorge subraya que John, a pesar de la parálisis, encontró una profunda tranquilidad y paz a través de su relación con la fe, una calma que su hermano menor (Jorge) envidió y buscó para llenar los vacíos que sentía por el abandono de sus padres.
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Actualmente, John Alex Ortiz, quien no regresó a la televisión, viaja por el país contando su testimonio, una historia que gran parte del público desconocía.
Jorge Soto, por su parte, utiliza su experiencia y la de su hermano en charlas inspiradoras llamadas Génesis mi ADN, enfatizando que la verdad y el proceso personal deben contarse de adentro hacia afuera.
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