
Julián Pinilla, conocido en redes sociales como el chico de la ruana, recibió recientemente el premio India Catalina como Mejor Creador de Contenido Digital Social.
Este reconocimiento no solo celebra su creatividad, sino también su dedicación a visibilizar las tradiciones y el orgullo de ser boyacense. Sin embargo, detrás de este logro hay una historia marcada por el bullying y la discriminación.
Durante una conversación en el video podcast Lo Más Viral de Noticias Caracol, el joven compartió las dificultades que enfrentó por su acento y sus costumbres. Desde pequeño, ha llevado con orgullo la ruana, prenda tradicional de su tierra.
“La uso desde niño, cuando acompañaba a mi papá a las plazas de ganado a las cuatro de la mañana. Hacía frío, y así empezaba el día trabajando con la familia” , contó con nostalgia.
A pesar de su amor por la cultura campesina, durante muchos años Julián sintió la presión de esconder sus raíces. “Me daba pena decir que era de Boyacá. Por evitar burlas, llegué a decir que era de Bogotá. Incluso cambiaba el acento, mezclando el paisa con el rolo, para no sonar como boyacense” , confesó.
El bullying comenzó en el mundo del modelaje por el cual tuvo un paso fugaz, donde lo molestaban por su manera de hablar y por lucir diferente.
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“Siempre fui el menor del curso, salí del colegio a los 15 años. Siempre era el más pequeño y eso me hacía más vulnerable. Me sentía muy inseguro” , recordó.
Incluso en el mundo del modelaje, un espacio donde incursionó por un tiempo, fue blanco de burlas. “Intentaba conquistar a una chica y me decía que hablaba ‘como muy boyacense’, que sonaba feo. Me dolía, pero terminaba cediendo a la presión”.
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Sin embargo, un video cambió su perspectiva. Grabó una pieza bailando carranga, y la respuesta fue abrumadora: miles de personas se sintieron identificadas y le expresaron su orgullo por compartir la cultura boyacense.
Ese fue el punto de inflexión para Julián. “Me di cuenta de que no estaba solo, que había más personas que también querían sentirse orgullosas de sus raíces. Desde ahí, decidí mostrar lo que soy, sin vergüenza” .
Hoy, con una comunidad sólida en redes y un premio India Catalina en su trayectoria, Pinilla promueve el mensaje de que no hay que avergonzarse de lo propio.
Con su ruana al hombro y el corazón lleno de orgullo, invita a los jóvenes a reencontrarse con su identidad: “Podemos no hablar igual, pero si vamos a llevar una ruana, que sea con toda la dignidad del mundo”.