
Angie Bonilla, más conocida en redes como Barbie Vanessa, ha estado en el centro de la atención no solo por ser la madre de Lyan José Hortúa, el niño de 11 años que fue secuestrado por disidencias en Jamundí y liberado 19 días después, sino por la imagen que proyecta en sus plataformas digitales.
Aunque en los días más duros del secuestro se mostró como una madre desesperada por la seguridad de su hijo, su presencia en redes ha sido mucho más que eso.
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En su cuenta de Instagram, donde acumula más de 132 mil seguidores, se le ve rodeada de detalles llamativos: ropa de diseñador, viajes internacionales, carros lujosos y accesorios costosos.
Uno de los elementos que más ha dado de qué hablar es su carro convertible rosado, el mismo color que domina sus publicaciones y con el que ha construido una imagen que le hace honor a su apodo. Cada publicación parece sacada de una sesión de revista: maquillaje perfecto, atuendos que combinan hasta con el color del auto y una actitud segura frente a la cámara.
En medio de este estilo de vida que ella no oculta, surgieron varias preguntas del público. Muchos usuarios han dejado comentarios cuestionando el origen del dinero que le permite vivir de esa manera.
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A esto se suma la atención mediática que ha generado el pasado del padre biológico de Lyan, un hombre del que se sabe poco públicamente, pero cuyo historial está marcado por antecedentes penales. Aunque no se ha establecido un vínculo directo entre ese pasado y el secuestro, sí ha generado suspicacias entre los seguidores del caso.
Pese a los rumores, la familia de Lyan ha insistido en que todo lo que tienen proviene de negocios legítimos, entre ellos una joyería. Aun así, la imagen pública de Barbie Vanessa, entre el glamour y la controversia, ha hecho que cada paso que da esté bajo lupa.

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Uno de los videos que recientemente volvió a circular es un TikTok que ella misma publicó meses antes del secuestro.
Aunque en su momento pasó algo desapercibido, ahora ha tomado fuerza, superando las 280 mil vistas y generando cientos de comentarios. En ese clip, la influencer no solo mostraba su estilo característico, sino que también abría un espacio para hablar de su vida personal.
“Allá cuando era niña, yo soñaba con conocer muchos lugares, tener metas y propósitos. (...) Nunca me gustó envidiar a nadie”, dijo.
Acompañó estas frases con una reflexión sobre su forma de pensar: “Mirar a los lados no me deja llegar a la cima”, afirmó. También habló de su gusto por la vida de hogar, por ser esposa, mujer y mamá.
Aclaró que no es perfecta, pero que trata de ser una buena persona. “Ningún proceso es igual a otro”, remató, en una frase que hoy muchos interpretan con otros ojos.
En sus redes, además de ese video con mensajes motivacionales, ha mostrado viajes, regalos, fiestas, joyas y la casa con una vista impresionante que despierta tantos halagos como dudas.
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Aunque no entra en detalles sobre sus finanzas, la familia mantiene la versión de que todo lo que poseen es fruto del trabajo y sus negocios.
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