Tres días han pasado desde que el ferviente hincha de Millonarios, Javier Acosta, decidió poner fin a su sufrimiento el pasado 30 de agosto a través de la eutanasia, después de más de cinco años de lucha contra la osteomielitis adquirida luego de haber quedado en silla de ruedas tras un accidente de tránsito.
Según se pudo establecer por diversas entrevistas concedidas a distintos medios de comunicación, Javier, conocido por su espíritu alegre y su inquebrantable devoción hacia el equipo azul y blanco, había heredado su amor por Millonarios de su abuelo, quien desde muy pequeño le inculcó la pasión por el fútbol.
"Yo miraba la adrenalina, una tribuna saltando, un sentimiento, todos amigos con todos. Yo dije: 'Eso es lo que yo quiero'", recordó en una entrevista a Teletón hace siete años. Sin embargo, el destino le tenía preparado un giro inesperado.
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El 9 de agosto de 2019, Javier decidió viajar en moto hasta el estadio Doce de Octubre en Tuluá para presenciar el partido entre Cortuluá y Millonarios. Antes de partir, su madre, preocupada, le envió un mensaje: "Hijo, tenga mucho cuidado, no olvide que aquí hay una hija que lo espera" . Estas palabras resonarían en su mente más tarde, cuando la tragedia lo alcanzara en la carretera.
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Al finalizar el partido, Javier emprendió su regreso a Bogotá, pero en la vía hacia Tuluá, un bus lo hizo caer de su moto. A pesar del impacto, su primera reacción fue levantarse y recoger su vehículo. Sin embargo, en ese momento, el bus pasó por encima de él, aplastándolo con sus cuatro llantas, según recuerda.
La situación se tornó aún más violenta cuando una batalla campal se desató en el lugar, con hinchas del equipo rival enfrentándose a los seguidores de Millonarios. En medio de la confusión, Javier fue atacado con machetes a pesar de su grave estado.
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Sus compañeros de barra lograron levantarlo y trasladarlo a una clínica cercana, donde le dieron los primeros auxilios y lo estabilizaron. Sin embargo, debido a la gravedad de sus heridas, fue necesario trasladarlo a un hospital donde contaban con los equipos adecuados para tratar su condición.
Javier permaneció inconsciente durante varias horas, y en una de las entrevistas posteriores, relató que durante ese tiempo vio una luz y una mano que salía de ella. Justo cuando iba a tomar esa mano, sintió un jalonazo y despertó en una camilla mientras los médicos intentaban reanimarlo.
Un médico le dijo: "Javier, reaccione", y le explicó que debía despertar para poder realizar las cirugías necesarias, aunque ya le habían confirmado que quedaría inválido. A lo largo de los años, Javier no dejó de amar a su equipo, pero reconoció que su pasión le costó caro.
En varias ocasiones expresó que, aunque no se arrepentía de su amor por Millonarios, esta pasión fue la causa de su invalidez y de muchos problemas que pusieron en riesgo su vida. Durante el último mes de su vida, su salud se deterioró gravemente, y fue entonces cuando se dio cuenta de que, de todas las veces que acompañó al equipo con distintas barras, solo pocas personas se preocuparon por su bienestar.
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Finalmente, Javier Acosta decidió que no quería seguir viviendo con el dolor insoportable que la osteomielitis le causaba. El procedimiento de eutanasia, realizado al mediodía en un entorno privado como era su deseo, marcó el fin de una lucha que duró más de cinco años.
Velación y entierro de Javier Acosta, hincha de Millonarios
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Para su último adiós se anunció la realización de una misa este lunes 2 de septiembre a las 11:00 am en la Parroquia Madre del Divino Amor, ubicada en la Calle 41 B Sur. #16 16 A 15 este - barrio Moralba. Posteriormente su cuerpo sería trasladado al cementerio Jardines del Apogeo para la inhumación.
Murió Javier Acosta, el hincha de Millonarios que luchó hasta el final