Javier Acosta, un ferviente seguidor de Millonarios, encontró paz en la tarde del viernes 30 de agosto, cuando, después de años de sufrimiento, optó por la eutanasia. Este joven, cuya historia conmovió a toda Colombia, había enfrentado una serie de infortunios que lo llevaron a tomar esta difícil decisión.
La vida de Javier dio un giro drástico hace nueve años, cuando un accidente de tránsito lo dejó en silla de ruedas. Viajaba en su moto desde Tuluá hacia Bogotá cuando ocurrió el fatal incidente.
A pesar de los esfuerzos médicos, su situación empeoró cuatro años atrás, cuando un hongo conocido como Candida auris ingresó a su cuerpo tras un baño en una piscina en Melgar. Este hongo le provocó osteomielitis y, más tarde, derivó en cáncer en la sangre.
Su caso se hizo público la semana pasada tras compartir su historia a través de una transmisión en vivo, donde relató los desafíos que había enfrentado desde su accidente hasta el día en que tomó la decisión de solicitar la eutanasia.
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Esta transmisión capturó la atención del país, especialmente cuando, días antes de su muerte, Javier ofreció una extensa entrevista a Noticias Caracol, donde detalló las condiciones que tuvo que cumplir para que su solicitud fuera aprobada.
¿Cuáles condiciones debía cumplir Javier Acosta para que le aprobaran la eutanasia?
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Durante la entrevista, Javier habló de su fe en Dios y cómo, a pesar de su sufrimiento, tomó la decisión de consultar con su familia antes de proceder. Habló también de la reunión con el equipo médico de la EPS Compensar y el Hospital San Ignacio, donde le informaron de las tres condiciones que debía cumplir para que su solicitud de eutanasia fuera aceptada:
- Lucidez y autonomía en la decisión: El primer requisito era que Javier estuviera completamente lúcido y que su decisión no estuviera influenciada por nadie más. La junta médica necesitaba asegurarse de que su deseo de terminar con su sufrimiento era completamente suyo y no producto de presiones externas.
- Confirmación del dolor intenso por cuidados paliativos: El segundo requisito implicaba que el equipo de cuidados paliativos debía verificar que el dolor de Javier era realmente insoportable. Para ello, se realizaron múltiples exámenes y diagnósticos que demostraron la magnitud de su dolor, el cual había sido tratado con dosis cada vez más altas de morfina.
- Aprobación de la junta médica: Finalmente, la junta médica de Compensar y el Hospital San Ignacio debía dar su visto bueno. Esta condición fue cumplida cuando, después de revisar su caso, el equipo médico aprobó su solicitud.
Javier decidió compartir su experiencia final a través de un en vivo, donde se despidió de aquellos que habían estado pendientes de su recuperación. "Uno disfraza el dolor como los payasos que siempre tienen una sonrisa, porque tú no sabes el dolor que uno siente", expresó.
Así, Javier Acosta se fue en paz, dejando tras de sí un legado de valentía frente a una batalla que decidió terminar bajo sus propios términos.
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