Rollitos de primavera, pisto y curry figuraban en el menú de un festival de cocina el sábado en Serbia, con un peculiar ingrediente en común: testículos de animales.
El "Concurso Mundial de Cocina de Testículos", que celebra su 15ª edición, atrae cada año tanto a grupos de cocineros aficionados como a reputados chefs, en un bucólico rincón del centro de Serbia.
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Allí, instalan cocinas improvisadas en el bosque, con marmitas colgadas sobre fuego de leña, con el fin de competir por el primer premio.
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Los testículos cocinados, de color gris con una textura parecida a los riñones, podrían desagradar a algunos, pero los participantes ensalzan el sabor y las supuestas propiedades afrodisíacas.
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