Continúan las tareas de rescate en China tras terremoto que deja 118 muertos

Una conmoción de gran magnitud sacudió las provincias chinas de Gansu y Qinghai, dejando a su paso una estela de devastación que ha conmovido al país entero. Un terremoto de 6,2 grados de magnitud , cuyo epicentro se ubicó en la frontera entre estas dos provincias, ha cobrado la vida de al menos 118 personas y dejado más de 200 heridos. Las tareas de rescate, llevadas a cabo en condiciones climáticas extremadamente desafiantes con temperaturas de hasta -14 grados centígrados, han encontrado obstáculos significativos.

El desastre ha desencadenado una movilización masiva de equipos de rescate , enfrentando dificultades para acceder a las áreas montañosas afectadas. La preocupación por el tiempo crítico para rescatar a posibles sobrevivientes se ha agudizado debido a las condiciones climáticas adversas. Esta situación ha generado temores sobre la posibilidad de que las víctimas atrapadas enfrenten un riesgo aún mayor.

Las autoridades chinas han respondido con celeridad y determinación, desplegando recursos considerables para asistir a las víctimas y restaurar la infraestructura dañada. Se han enviado médicos, material sanitario y equipos de rescate, incluyendo más de 2.000 bomberos , en un esfuerzo por proporcionar ayuda y alivio en medio de la tragedia.

Sin embargo, la magnitud de la catástrofe ha revelado la vulnerabilidad de las estructuras frente a eventos sísmicos. La falta de resistencia sísmica de muchos edificios ha contribuido significativamente al elevado número de víctimas. Además, el terremoto ocurrido durante la noche dejó a muchos residentes sin margen para reaccionar, sorprendidos mientras dormían y sin tiempo para buscar refugio.

El presidente chino, Xi Jinping, ha urgido a las autoridades locales a redoblar esfuerzos para atender a los heridos, reconstruir la infraestructura dañada y brindar apoyo a los afectados por esta tragedia. El movimiento telúrico, aunque devastador, no alcanza la magnitud del desastre ocurrido en 2008 en la provincia de Sichuan , que dejó un saldo de al menos 70,000 muertos.

Las redes sociales han sido testigo de imágenes desgarradoras de residentes atrapados bajo escombros y personas resguardándose en las carreteras entre edredones. La solidaridad ha sido puesta en marcha con el envío de suministros esenciales, incluyendo tiendas de campaña, camas plegables, edredones y estufas para aquellos afectados por la tragedia.

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