Indignante, así calificaron el hecho los compañeros de una mujer de 57 años que falleció en pleno puesto de trabajo mientras desempeñaba su labor, pero lo que más indignación causó fue el hecho de que los directivos de la empresa dieran la orden a los demás trabajadores de continuar con sus tareas.
La mujer al parecer habría sufrido un infarto fulminante por lo que su muerte se produjo de forma inmediata. Mientras sus compañeros continuaban trabajando debido a las órdenes recibidas por sus superiores, supuestamente por considerar que el servicio brindado era esencial, el cuerpo de la mujer yacía en el escritorio
Inmaculada o Inma como le decían de cariño sus compañeros era teleoperadora en Konecta, la mayor empresa de contact center en España. Murió durante su jornada en unas oficinas de la multinacional en la ciudad de Madrid.
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Durante un rato, “se siguió trabajando, el servicio siguió funcionando en presencia del cuerpo de la compañera”, denuncian los sindicatos trabajadores,
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La muerte de Inmaculada, además de los mensajes de condolencias a sus seres queridos, desató las críticas hacia la multinacional, por no detener de inmediato la actividad ante el suceso. “Como si de robots en vez de personas se tratara”, denunció uno de los sindicatos en un comunicado al día siguiente de la muerte.
En otro comunicado de la Confederación General del Trabajo se lee ¿Qué hay más esencial que la vida?
El 13 de junio Inma, una trabajadora de "Konecta BTO", murió en su puesto de trabajo.
— Sindicato de Barrio de Moratalaz (@SindicatoMtz) June 17, 2023
La empresa obligó al resto de compañeras a seguir trabajando con la excusa de que son "un servicio esencial". Pero cómo se pregunta @CGT en su comunicado, ¿qué hay más esencial que la vida? pic.twitter.com/zTiK2lnVVw
Medios locales contactaron a testigos para preguntarles sobre esta denuncia y la veracidad de la misma, el Diario.es contactó a una teleoperadora de la misma oficina que Inmaculada, quien coincidió en su crítica a las exigencias de este call center. “Es un sector terrible, absolutamente terrible. El estrés es inaguantable”, anotó. “Nos tratan como a números, intentan centralizar todo como los horarios y libranzas. Les da igual el servicio que le demos al cliente mientras sus numeritos y estadísticas queden bonitos”, concluyó.
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