Una adolescente de 14 años fue víctima de una abuso múltiple en una zona boscosa de Bélgica, a manos de otros diez jóvenes cuyas edades oscilaban entre los 11 y los 16 años. Los detalles del caso, que ocurrió en Semana Santa, han conmocionado a la opinión pública y han puesto en evidencia la gravedad de la situación.
La menor fue llevada al bosque bajo engaños por su novio, quien la había citado en lo que parecía ser un encuentro romántico; sin embargo, lo que la esperaba era una trampa con las peores intenciones. En el lugar, la esperaban otros adolescentes, amigos del novio, quienes la retuvieron y sometieron a una serie de abusos sexuales durante varios días.
Los investigadores que llevan el caso han expresado su profunda consternación al descubrir que los jóvenes involucrados en la violación no mostraban el más mínimo arrepentimiento por sus acciones.
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Según los informes, los perpetradores exhibían una total falta de sentido de las normas y de la gravedad de lo que habían hecho. Aunque sucedió hace semanas, recientemente se conoció el caso a nivel mundial.
El abogado de uno de los acusados declaró que nunca en su carrera se había enfrentado a algo similar, añadiendo que la mayoría de los jóvenes involucrados serían migrantes. Esto ha generado un debate adicional sobre la integración y la educación de los jóvenes en Bélgica.
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La víctima estuvo retenida en el bosque durante dos días, tiempo durante el cual no solo fue violada, sino que también sufrió abusos físicos. Ninguno de los miembros del grupo pareció detener a sus amigos a detener el abuso, lo que indica un nivel de complicidad.
Extraoficialmente, se ha informado que uno de los perpetradores, un joven de 13 años, ha recibido el beneficio de la libertad condicional, mientras que se espera que los otros declaren ante un juzgado en las próximas horas.
Las autoridades están trabajando arduamente para determinar el grado de participación de cada menor en la violación, lo que es vital para el proceso judicial y para las medidas de rehabilitación que se tomarán.
En Bélgica, la edad penal de responsabilidad es de 18 años, por lo que los jóvenes involucrados en este caso podrían ser enviados a programas de rehabilitación personal en centros juveniles, en lugar de ser procesados como adultos. Mientras tanto, la víctima está recibiendo orientación especializada y apoyo psicológico para sobrellevar la traumática experiencia que ha vivido.
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