Cinco guardianes del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario, Inpec, fueron capturados tras conocerse que hacían parte de una banda delincuencial que operaba desde la cárcel La Picota en Bogotá para extorsionar y delinquir.
Los miembros de la institución operaban en la penitenciaria La Picota, en Bogotá, y de acuerdo con el Gaula de la Policía, los delincuentes tenían altares con duendes y extraños objetos para hacer brujería y conseguir realizar sus fechorías.
Las autoridades lograron desarticular a la organización y el general Fernando Murillo, director del Gaula de la Policía , dio más detalles sobre el modo en que operaba esta peligrosa banda delincuencial:
“Usaban brujería antes de hacer llamadas telefónicas. Se hacían pasar por grupos al margen de la ley. Ponían unos duendes con pesos colombianos y les rezaban para que les fuera bien en la extorsión”, afirmó Murillo.
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Los integrantes utilizaban una central telefónica oculta para intimidar y afectar a los ciudadanos que caían en sus mentiras.
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