Paola Andrea Ospina Echeverry, una mujer de 30 años, vivió una fatídica noche el pasado 19 de enero, la cual quisiera borrar de su mente. Su pareja sentimental, Andrés Felipe Palomino, la atacó sin piedad en su hogar ubicado en la localidad de Kennedy, en el sur de Bogotá.
En este episodio de violencia, Paola resultó con graves heridas, incluidas mordeduras en su rostro y otras partes del cuerpo, además de cortes causados con una botella.
Según los informes, la agresión ocurrió después de que Palomino llegara a la casa en estado de ebriedad alrededor de las 2:00 a.m. Paola había recibido mensajes del hombre pidiéndole que lo fuera a recoger de un lugar donde estaba bebiendo, pero al negarse, se desató la furia del agresor.
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El hombre buscaba un cuchillo y, tras no encontrarlo, comenzó a atacar a Paola. La mujer, madre de tres hijos y mototaxista de profesión, se defendió como pudo para sobrevivir.
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"Me arrancó todo el labio superior con los dientes, me mordió por todo el cuerpo, me cortó muchas partes" , relató Paola al diario Q'hubo que le realizó una entrevista a su salida del hospital.
"Me defendí y puedo estar hoy aquí viva" , agregó. El lamentable ataque fue tal que Paola no solo sufrió daños físicos, sino también psicológicos. El agresor, quien ya tenía antecedentes de violencia, habría tenido otras víctimas antes de este ataque.
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Paola estuvo secuestrada por su pareja hasta las 6:00 de la mañana. Durante este tiempo, el hombre, sin mostrar remordimiento, llamó a su madre para informarle sobre lo que estaba haciendo. En una conversación escalofriante, Palomino le dijo a su madre que, de ese apartamento, "no saldría ninguno vivo".
Fue en este momento que Paola, entre desesperada y sangrando, pidió auxilio a la madre de su agresor. Sin embargo, la ayuda nunca llegó, y a las 5:30 a.m., el hombre la liberó, permitiéndole salir del lugar.
Con gran valentía, Paola tomó un taxi y se dirigió a urgencias, donde los médicos comenzaron a tratar sus heridas. A la fecha, Paola ya fue intervenida quirúrgicamente para reconstruir su labio, pero aún necesita varias cirugías para reparar el daño en su rostro y otras partes del cuerpo.
La mujer también informó que está recibiendo drenaje en una de sus mejillas debido a la profundidad de las heridas causadas por las mordeduras.
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La historia de Paola desató una ola de indignación en la comunidad, especialmente después de que compartiera su experiencia en las redes sociales. Gracias a su valentía, otras mujeres han salido a contar cómo también fueron víctimas de violencia por parte de esta misma persona.
Aunque el agresor permanece prófugo, Paola no ha dejado de luchar por justicia e interpuso una denuncia formal ante las autoridades.
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Su caso pone en evidencia la cruda realidad de la violencia de género en Colombia, y subraya la importancia de romper el silencio, buscar ayuda y denunciar estos actos de brutalidad.