El caso que tiene conmocionadas a las personas de Texas, Estados Unidos , se registró el pasado 25 de enero, cuando J.J. Boatman un niño de 9 años falleció en solo 24 horas por complicaciones a causa del COVID-19 .
Gabriel Ayala, tío del fallecido, manifestó a un medio de comunicación: “Por la mañana, estaba corriendo y jugando, pero por la noche gritó y lloró mientras le decía a su mamá que no podía respirar . Cuando su mamá fue a verlo, su cara y sus labios ya se veían morados”.
Según sus familiares, en menos de 24 horas el pequeño enfermó y falleció . Cuentan que cuando evidenciaron las complicaciones de salud el niño fue llevado al Cook Children's Medical Center, allí los médicos descubrieron que padecía de hipoxia cerebral por falta de oxígeno y que sus pulmones estaban llenos de líquido.
Ya en la mañana siguiente, el personal médico informó a la familia que el menor había perdido la batalla contra el COVID-19 a causa de las diferentes complicaciones que presentó.
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La situación los invadió de dolor y de sorpresa, pues el menor no había presentado síntomas anteriormente , por lo que no sabían que estaba contagiado. "Su mamá nunca habría imaginado que volvería a casa sin su pequeño. Era su bebé, su único hijo. Nos vamos a perder toda su vida" , agregó el tío Gabriel.
“Ahora no sabemos qué hacer con nuestras vidas, todo ha cambiado radicalmente para nosotros”, manifestó el padre del pequeño , quien, además contó que, a pesar de que el niño sufría de asma y tenía autismo, siempre fue muy activo .