La bipolaridad es una afección mental que se caracteriza por fluctuaciones extremas en el estado de ánimo, que van desde episodios de depresión profunda hasta períodos de euforia o manía. Reconocer si puedes estar experimentando síntomas de bipolaridad es un paso importante hacia la comprensión y el tratamiento adecuado de esta condición. A continuación te compartimos algunas señales de que podrías estarla padeciendo:
- Cambio drástico en el estado de ánimo: Uno de los síntomas más característicos del trastorno bipolar es la alternancia entre episodios de depresión y manía. Durante los episodios depresivos, es posible que te sientas abrumadoramente triste, sin energía y con una falta de interés en las actividades que antes disfrutabas. En los episodios de manía, podrías sentirte extremadamente eufórico, hiperactivo y con una autoestima inflada.
- Variabilidad en la energía y la actividad: Las personas con trastorno bipolar a menudo experimentan cambios notables en los niveles de energía y actividad. En los momentos de manía, es posible que te sientas impulsado a hacer muchas cosas en poco tiempo, incluso sin la necesidad de dormir. Por otro lado, durante los episodios depresivos, la fatiga y la falta de energía pueden hacer que te cueste incluso realizar tareas básicas.
- Cambios en el sueño y el apetito: Los patrones de sueño y alimentación pueden verse afectados durante los episodios de bipolaridad. Durante la fase maníaca, es posible que experimentes una necesidad reducida de dormir y una disminución del apetito. En contraste, los episodios depresivos pueden llevar a un aumento del sueño y un aumento en el consumo de alimentos.
- Pensamientos acelerados o impulsivos: Durante los episodios de manía, es posible que tus pensamientos se vuelvan acelerados, difíciles de seguir o incluso confusos. Esto puede ir acompañado de toma de decisiones impulsiva y comportamientos de riesgo, como gastar dinero de manera descontrolada o involucrarse en actividades peligrosas.
- Cambios en la concentración y la memoria: Tanto en la fase maníaca como en la depresiva, es posible que experimentes dificultades para concentrarte y tomar decisiones. Tu memoria a corto plazo también puede verse afectada, lo que puede dificultar el seguimiento de conversaciones y la finalización de tareas.
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