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¡La emergencia más triste! Paramédico fue enviado a su casa a atender la muerte de su hijo

Pese a los esfuerzos del profesional, no logró salvarle la vida al joven.

depresión
Depresión / Hombre / Estrés
/ FOTO: AFP

Una triste historia se conoció en Australia donde un hombre, que trabaja como paramédico, tuvo que atender la emergencia más difícil de su vida, tratar de salvar a su propio hijo, sin lograrlo.

Los hechos se registraron en la ciudad de Hervey Bay, donde un paramédico llamado Troy Heise recibió una llamada de emergencia y una dirección que lo dejó perplejo; pues la emergencia era en su propia casa donde su hijo de tan solo 12 años se estaba ahogando.

En un recorrido que se le hizo eterno, el paramédico se desplazó en la ambulancia hasta su casa donde al llegar intentó socorrer al menor de edad quien estaba sin signos vitales.

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Fueron varios minutos de angustia y esfuerzos sin resultado, pues el niño murió pese a la ayuda médica de su padre y su equipo de trabajo.

La situación se presentó a principios de 2021 y recientemente salió a la luz el caso ya que, pese a que el dolor por la pérdida del niño sigue latente, los padres se atrevieron a dar su versión sobre los hechos.

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Lo que se conoció es que la esposa de Troy Heise fue quien llamó al servicio de emergencia luego de que encontrara a su hijo Flynn, de 12 años, tirado e inconsciente en el piso del baño.

“No imaginé que mi esposo sería el encargado de venir, en aquel instante ni siquiera se me cruzó el hecho de que él estuviese en medio de su jornada”, relató la mujer en una reciente entrevista al programa de TV local The Project, del canal Network 10.

Troy, recuerda que cuando comenzó el desplazamiento hacia la dirección asignada no sabía que el paciente era su propio hijo y que, al enterarse de la situación, solo podía pensar en que era un sueño.

“En el fondo de tu mente, tu cerebro está diciendo: ‘Esto no es real, esto no es real. Esa no puede ser mi casa, ¿por qué pasaría algo malo en mi casa?'”, contó que pensaba.

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Al llegar a la casa y ver a su hijo sin signos vitales intentó auxiliarlo pero, él mismo, se dio cuenta de que no estaba emocionalmente estable como para continuar con la tarea, por lo que permitió que otro compañero hiciera su labor.

“Quería ayudar de la mejor manera posible. Pero cuando se trata de tu propio hijo, estás emocionalmente apegado. Tienes miedo, estás enojado, preocupado. No pude seguir… Realmente no pude”, manifestó el ciudadano australiano al recordar este episodio que marcó para siempre su vida personal y laboral.

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