Para expiar pecados, cumplir promesas o por pura adrenalina decenas de fieles bailaron a latigazos el sábado en las fiestas patronales de San Juan de Oriente al sur de Nicaragua, una tradición que lleva cuatro siglos.
En la llamada danza de los " chinegros " los participantes se ennegrecen el rostro con carbón e intercambian golpes con fustas o látigos confeccionados con el pene disecado de un toro y que en el pueblo llaman "chilillo".
La añeja danza se realizó en una calle frente a la Iglesia, contrario a la tradicional celebración por varias calles del pueblo, debido a restricciones de la policía a celebraciones masivas de la Iglesia Católica.
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El arzobispo de Managua, cardenal Leopoldo Brenes, que ofició una misa ante centenares de fieles, indicó a la AFP que "es una de las fiestas de mucha tradición".
"Este es un pueblo de origen indígena, tiene mucha influencia de la parte indígena, pero también la fe profunda de esta gente" , sostuvo Brenes.
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"Cuando es cosa de San Juan Bautista, es tradición agarrar un chilillo (...), la picha o la verga del toro disecada con una raja de cuero, el mismo cuero, entonces tiro a tiro nos agarramos, y para mí bastante desestresante", explico Isaac Norori, de 39 años.
Norori comentó a la AFP que no le importa recibir golpes con el chilillo porque "me gusta, me encanta, no sé, pero no quiero decir que soy masoquista".
El estatal Instituto de Cultura Nicaragüense estima que hacia 1617 fue la primera vez que se practicó el baile de los Chinegros , la danza-juego de duelo con látigos artesanales que es tradición que comparten al menos tres municipios del departamento de Masaya.
En el municipio de San Juan de Oriente, a unos 45 kilómetros de Managua y con unos 5.000 habitantes, la festividad se realiza en honor a San Juan Bautista entre el 23 y el 26 de junio de cada año.
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En la danza de los Chinegros resulta normal que los parroquianes muestren en sus espaldas, brazos y cabeza los chicotazos rojizos producto del combate con sus rivales y sin que nadie se moleste con sus antagonistas por los golpes recibidos.
"Puede ser un poco fuerte el juego para quienes no están acostumbrados, pero como lo puede ver, el juego es bonito, es llamativo, es algo único que se da y se siente bastante bien hacerlo", señala a la AFP Jefrey Vanegas, de 23 años.
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"Esto es lo que a todos los sanjuaneños nos encanta, nos gusta, nos llena y nos motiva siempre; año tras año esperamos la fiesta con ansiedad, con amor, con devoción y tradición", agregó Vanegas.
En los duelos hay reglas no escritas, como no dirigir los golpes al rostro o bajo la cintura, dar las mismas oportunidades de ataque y defensa para ambos contendientes y detenerse cuando el rival abandona la posición de ataque.
Desde el 2019, la tradición de los Chinegros cuenta con una declaratoria de "Patrimonio inmaterial municipal de San Juan de Oriente".
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