El caso de Sebastián Castellanos, un joven de 20 años considerado el mejor Icfes de Boyacá, ha sacudido a la comunidad universitaria y al país. Tras meses de lucha contra la depresión y la presión académica, Castellanos tomó la decisión de acabar con su vida en Cartagena, en medio de una situación desesperada marcada por acoso escolar, problemas de salud mental y una creciente deuda con el Icetex.
La historia de Sebastián pone en evidencia una serie de problemas que lo llevaron a un punto sin retorno. Según su historia clínica, el joven presentaba síntomas de depresión severa desde abril de 2023, cuando fue hospitalizado en la Clínica Montserrat.
A esto se sumaba un diagnóstico de déficit de atención e ideas de acabar con su vida, problemas que, según su familia y compañeros, fueron ignorados por la Universidad de los Andes. El ambiente hostil, derivado de supuestos casos de acoso por parte de profesores y alumnos, incrementó la presión sobre él, llevándolo a aplazar semestres y buscar alternativas para mantenerse en la costosa carrera de Medicina.
Uno de los aspectos más alarmantes del caso es la deuda educativa que Sebastián acumuló. Con un crédito del Icetex que superaba los 140 millones de pesos, y sin posibilidad de continuar sus estudios por el impacto emocional y financiero, la desesperación se apoderó de él.
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Su última búsqueda en Internet antes de quitarse la vida fue sobre la condonación de deudas en caso de fallecimiento del deudor, un indicio de su estado mental y de la angustia que lo embargaba.
De acuerdo con Semana, medio que ha seguido el caso, a pesar de las peticiones formales de la familia para conocer cómo fue el manejo académico y psicológico de Sebastián en la universidad, hasta ahora no han recibido respuestas claras. Algunos estudiantes han denunciado que la institución minimiza los problemas de salud mental, normalizando la depresión y la ansiedad como parte de la "exigencia académica".
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