El juicio en Aviñón, Francia, ha captado la atención internacional con la impactante historia d e Gisèle Pélicot, una mujer de 71 años que ha revelado que su esposo, Dominique Pélicot, la drogaba sistemáticamente para que otros hombres la violaran.
Este caso, que involucra a 51 acusados, ha sacudido las bases del sistema judicial francés y ha abierto un debate crucial sobre la sumisión química y la explotación sexual.
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Gisèle Pélicot, en su primera declaración ante el Tribunal de lo Criminal del departamento de Vaucluse, expresó su deseo de que el juicio se celebre en público. Su objetivo es visibilizar su sufrimiento para evitar que otras mujeres sufran abusos similares.
“Para mí el mal está hecho,” comentó Pélicot, añadiendo que ha decidido no solicitar que el proceso se realice a puerta cerrada “en nombre de todas esas mujeres que tal vez nunca serán reconocidas como víctimas.”
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Durante la cuarta jornada del juicio, Pélicot compartió con la prensa su intención de utilizar su testimonio para prevenir futuros casos de sumisión química.
“He intentado responder lo mejor posible. Hace falta luchar hasta el final,” declaró. A pesar de la dificultad del proceso y la presión de los abogados defensores, que intentaron ponerla en aprietos, Gisèle mantiene firme su postura de exponer la verdad.
La revelación de este caso comenzó en septiembre de 2020 cuando Dominique Pélicot fue arrestado en un supermercado en Carpentras por filmar bajo la falda de varias mujeres.
Durante la investigación, los policías descubrieron en el material informático de Pélicot miles de fotos y vídeos que documentaban los abusos sexuales a los que Gisèle había sido sometida, mientras estaba inconsciente debido a ansiolíticos.
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Gisèle Pélicot, al ver el material, quedó devastada. Relató que su mundo se desplomó cuando, el 2 de noviembre de 2020, fue informada sobre la naturaleza de las imágenes encontradas.
“Violación no es la palabra correcta, es barbarie,” afirmó, describiendo las escenas como actos de violación en lugar de simples encuentros sexuales.
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La víctima criticó duramente a los acusados, quienes alegan no haber notado que ella estaba drogada y que su consentimiento no era válido.
En el transcurso del juicio, la hija de Pélicot, Caroline Darian, y su nuera han testificado contra Dominique Pélicot. Caroline Darian expresó el profundo impacto emocional que le causó descubrir la verdadera naturaleza de su padre, a quien había idealizado.
Testificó sobre f otografías en las que aparecía desnuda, las cuales se encontraron en el archivo de su padre, y expresó su convicción de que en el momento de las fotos estaba drogada.
La nuera de Gisèle también manifestó su preocupación por la posible victimización de sus propios hijos por parte del acusado, quien solía quedarse a solas con ellos. Las pruebas presentadas sugieren que Dominique Pélicot podría haber abusado de su posición de confianza para cometer estos crímenes.
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Con 51 acusados enfrentando cargos de violación agravada, que podrían llevar a penas de hasta 20 años de prisión, el caso de Gisèle Pélicot se ha convertido en un símbolo de la lucha contra la explotación sexual y la impunidad.
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