Lo que para Alana inició como un anhelo de mejorar su sonrisa terminó en un largo y doloroso proceso de salud. En enero de 2021, la joven viajó a Turquía atraída por la posibilidad de realizarse un costoso tratamiento dental a un precio reducido, confiando en la clínica que le había recomendado una amiga de su madre.
Sin embargo, en lugar de conseguir el resultado deseado, Alana enfrentó complicaciones que cambiaron su vida drásticamente, haciendo que su imagen cambiara y así mismo su seguridad.
El tratamiento, que comenzó con el desgaste de sus dientes naturales para colocar coronas, se presentó inicialmente como un procedimiento rápido y económico, sin saber lo que le estaba haciendo a su dentadura.
Por un costo de 6.720 euros, cerca de 31 millones de pesos colombianos, la clínica que le realizó el procedimiento la convenció, incluyendo hospedaje y transporte, lo que parecía una oferta atractiva frente a los precios en su país de origen. Sin embargo, desde los primeros días, Alana experimentó dolor constante que fue atribuido a la “adaptación normal” por el personal médico.
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A su regreso, la situación empeoró. Un sabor desagradable y molestias crecientes llevaron a Alana a buscar ayuda en su país, donde descubrió que su tratamiento era un “desastre absoluto”. De inmediato, los dentistas locales le indicaron que las coronas y los implantes estaban mal posicionados, lo que requeriría costosos tratamientos correctivos.
Desde abril de 2024, Alana vive sin dientes y depende de 8 implantes temporales de los 12 necesarios para su reconstrucción completa. El proceso de recuperación se extenderá hasta mediados de 2025, un período en el que la joven enfrenta tanto el dolor físico como el impacto emocional de no poder disfrutar de actividades simples como comer y sonreír libremente.
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Con su experiencia, Alana busca advertir a otros sobre los riesgos del turismo médico. “Antes de someterte a un procedimiento en otro país, piénsalo bien. Si algo sale mal, tendrás que enfrentar las consecuencias en tu propio país, y los costos se triplican”, señaló.
Su historia resalta la importancia de evaluar no solo el costo, sino también la calidad y las garantías que un tratamiento médico implica, especialmente cuando se realiza fuera del país de origen.
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