
El fallecimiento de Robert Steven Niño Silva, un hombre de 32 años que viajó desde Estados Unidos a Bucaramanga con la intención de casarse, ha dejado a todos consternados. Lo que parecía ser una historia de amor terminó en tragedia cuando la vida de Robert fue arrebatada de manera violenta, aparentemente por un tema pasional que se originó en los pasillos de una prisión.
La noche del 2 de marzo, en el tranquilo barrio San Rafael de Bucaramanga, la vida de Robert dio un giro inesperado. En la oscuridad de la noche, un parrillero de motocicleta lo asesinó de varios disparos, justo después de que este se encontrara con una mujer con la que, según se cree, mantenía una relación. Al parecer, este encuentro no fue lo que lo llevó a la muerte, sino lo que había sucedido antes: un amor no correspondido, amenazas y celos incontrolables.
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La investigación apunta a que el autor intelectual de este caso sería un hombre conocido como alias ‘el Pichi’. Este sujeto se encuentra recluido en una cárcel, pero a pesar de estar tras las rejas, su influencia parece haberse extendido más allá de los barrotes.
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La versión que circula es que ‘ el Pichi’, en un arranque de celos, habría ordenado el asesinato de Robert desde prisión. Se dice que el motivo detrás de esta orden fue la relación sentimental que su amante, quien lo visitaba en la cárcel, mantenía con Robert. Según las autoridades, ‘el Pichi’ le había exigido a la mujer que no se relacionara con nadie más y que, en caso de hacerlo, las consecuencias serían severas.
El joven regresó a Colombia para casarse con su novia
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Sin embargo, lo que no pudo evitar ‘el Pichi’ fue que, a pesar de sus amenazas, la mujer continuara viéndose en secreto con Robert. En su corazón, Robert decidió hacer un giro importante en su vida: regresar a Bucaramanga para regresar a EEUU con ella, casarse y comenzar una nueva vida lejos de todo lo que lo había alejado de su amor. Era un hombre decidido a seguir su camino y dar un paso importante junto a la persona que, aparentemente, amaba profundamente.
La llegada de Robert a Bucaramanga, y en particular a la casa de la mujer, fue conocida por ‘el Pichi’. Sus informantes le dieron detalles sobre cada movimiento de Robert. Minutos antes de llegar al lugar donde finalmente sería arrebatada su vida, Robert habló por teléfono con alguien, y aunque no está claro quién fue esa persona, los celulares encontrados entre sus pertenencias podrían revelar pistas cruciales sobre la última conversación de su vida.
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