
Medicina Legal revela crudo dato sobre la muerte de joven a manos de su expareja
El policía entró con una determinación evidente, y Yesica Paola Chávez, al parecer, entendió de inmediato que sería su final, ¿qué reveló la necropsia?

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Todo ocurrió en segundos. Un hombre con casco entró a una peluquería del barrio Quintas del Sur, en Ciudad Bolívar, al sur de Bogotá. No saludó, no preguntó nada. Caminó directo hacia una mujer que estaba sentada.
Ella lo miró, pero no alcanzó a reaccionar. La escena quedó registrada en video, y desde que se difundió en redes sociales, no ha parado de generar indignación.
El hombre sacó un arma, apuntó a la joven y disparó varias veces sin dudar. Clientes y empleados salieron corriendo o se escondieron como pudieron. La mujer cayó frente a todos. Luego, el atacante se quitó el casco, se llevó el arma a la cabeza y jaló el gatillo. Fue trasladado aún con signos vitales a un hospital, pero no sobrevivió.
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El agresor fue identificado como Andrés Julián Mesa, un patrullero activo de la Policía Nacional, quien ya tenía dos anotaciones por violencia intrafamiliar, una en 2019 y otra este año.
A pesar de eso, seguía activo y con arma de dotación. El día del ataque no estaba en servicio, pero usó su pistola institucional para cometer el acto.
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La víctima era Yesica Paola Chávez, su expareja. Tenía apenas 27 años. Según testigos, en ningún momento se mostró asustada, lo que algunos interpretan como parálisis por el shock, otros como confianza en que nada malo podía pasarle en un lugar tan público.
Los vecinos del sector aseguran que no se escuchó discusión alguna. Todo fue tan rápido que solo se enteraron por los gritos y por la llegada de ambulancias y patrullas. El video de seguridad ya está en poder de las autoridades, que intentan reconstruir minuto a minuto lo que pasó ese día.
Según el informe de Medicina Legal, citado por Semana, Yesica Paola fue atacada “de manera despiadada y en su cuerpo se encontraron 10 impactos de bala” .
En contraste, Mesa Ramírez “tenía un solo impacto de bala, en la cabeza” . De igual manera, se confirmó que el hecho fue cometido con “una pistola nueve milímetros”, el arma de dotación que tenía el uniformado.
Este detalle técnico confirmado en el reporte podría ser clave para esclarecer los últimos segundos de vida de ambos y confirmar lo que ya se sospechaba: el uniformado fue directo a acabar con ella, sin mediar palabra, y después apuntó contra sí mismo.
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