
La fiebre por convertir fotos al estilo de Studio Ghibli ha arrasado en redes sociales. En los últimos días, miles de usuarios han subido sus imágenes a ChatGPT para obtener retratos con la estética de clásicos como Mi vecino Totoro o El viaje de Chihiro. Sin embargo, detrás de esta tendencia hay riesgos que muchos ignoran.
Más allá de las preocupaciones por los derechos de autor y el descontento de artistas, el uso de estas herramientas podría comprometer la seguridad de los datos personales y tener un impacto preocupante en el medioambiente.
Cada vez que un usuario sube una imagen a ChatGPT u otras herramientas de inteligencia artificial, está compartiendo datos biométricos sensibles. Aunque la generación de imágenes puede parecer inofensiva, estas fotos quedan almacenadas en servidores, lo que abre la puerta a posibles filtraciones o usos no autorizados.
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En un mundo donde la tecnología avanza rápidamente, los sistemas de reconocimiento facial han adquirido un valor inmenso para distintas plataformas y empresas. Al subir fotos propias o de amigos, se está contribuyendo sin darse cuenta a bases de datos masivas que pueden ser utilizadas para entrenar modelos de IA sin consentimiento explícito. Esto podría traducirse en riesgos de privacidad, posibles fraudes o incluso suplantación de identidad.
ChatGPT colapsado: la IA bajo presión
El impacto de la fiebre Ghibli ha sido tan grande que los servidores de OpenAI han experimentado caídas y demoras. Sam Altman, CEO de la compañía, reconoció que la alta demanda sobrecargó las GPUs responsables del procesamiento de imágenes y que han tenido que imponer límites temporales para mantener la estabilidad de la plataforma.
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Si bien esto demuestra el entusiasmo de los usuarios, también resalta otro problema: el costo ambiental de la IA. La generación de imágenes no es un proceso gratuito en términos de energía y recursos, y el impacto ecológico podría ser mucho mayor de lo que se cree.
Uno de los aspectos más alarmantes de la generación de imágenes con IA es su impacto ambiental. De acuerdo con estudios de la Universidad de Colorado Riverside y la Universidad de Texas Arlington, cada imagen generada con inteligencia artificial puede consumir entre 2 y 5 litros de agua debido al enfriamiento de los servidores.

Si se considera que millones de imágenes han sido generadas en los últimos días, el consumo de agua podría haber alcanzado cifras astronómicas. Por ejemplo, si se crearon 1 millón de imágenes, se habrían consumido aproximadamente 3.4 millones de litros de agua, suficiente para abastecer a 25.000 personas en un día. En un escenario de 10 millones de imágenes generadas, el gasto de agua podría superar los 34 millones de litros.
Y esto sin contar el impacto en energía eléctrica. D atos del Departamento de Energía de EE.UU. indican que hasta el 40% de la energía en centros de datos se destina a enfriar chips de alta potencia, lo que equivale al consumo de un estado entero como California. Con la creciente demanda de imágenes IA, el impacto ecológico podría multiplicarse en los próximos años.
Aunque las imágenes estilo Ghibli han causado furor en internet, la pregunta es si el costo vale la pena. Detrás de cada ilustración generada automáticamente hay riesgos de privacidad y un impacto ambiental considerable. Antes de subir una foto y sumarse a la tendencia, es importante reflexionar sobre las consecuencias de alimentar a la inteligencia artificial sin medir sus efectos.
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Puedes ver | ¿Cómo hacer la tendencia viral que convierte tus fotos en estilo ghibli?
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