
Ya habría responsable de la desaparición de Valeria Afanador; un “rapto quirúrgico”
El caso de Valeria Afanador en Cajicá toma un nuevo rumbo: abogado habla de un “rapto quirúrgico” y denuncia alteración de la escena clave.

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La desaparición de Valeria Afanador, una niña de 10 años con síndrome de Down, ha mantenido en vilo a Cajicá y al país entero. Tras más de una semana de intensa búsqueda, el caso dio un giro cuando el abogado de la familia aseguró que no se trata de una desaparición accidental, sino de un plan meticuloso que encajaría en lo que denomina un “rapto quirúrgico”.
Desde el 12 de agosto, cuando Valeria fue dejada en su colegio, el Gimnasio Campestre Los Laureles Bilingüe, no se ha vuelto a saber de ella.
Cámaras de seguridad la registraron ingresando a una zona boscosa cercana, pero ninguna otra imagen arrojó pistas claras de su paradero. La hipótesis inicial de que la menor hubiera caído al río Frío se fue debilitando, pues los rastreos no arrojaron pruebas en esa dirección.
Los rumores en redes sociales, que señalaban desde accidentes hasta supuestos avistamientos, solo complicaron más la búsqueda. Frente a ello, el padre de la niña, Manuel Afanador, criticó la desinformación que circula y pidió a la ciudadanía concentrarse en apoyar las investigaciones oficiales.
Aun así, el desconcierto creció con una revelación que levantó polémica: según el abogado Julián Quintana, en la zona donde Valeria habría salido del colegio hubo manipulaciones que podrían entorpecer la investigación.
Quintana aseguró que, al visitar el lugar con su equipo, encontraron que huecos en las rejas habían sido tapados, y que además se hicieron rellenos con tierra y escombros. Para la defensa de la familia, estos cambios representan un grave error, pues borran posibles evidencias que explicarían cómo la niña salió del colegio sin supervisión.
El abogado fue tajante en sus declaraciones, en sus declaraciones a Caracol Radio, responsabilizó directamente al colegio y a sus directivos por no garantizar la seguridad de la menor. Según él, la comunidad educativa era la primera garante de la protección de Valeria y, por ende, debía evitar que quedara expuesta a cualquier riesgo.
Además, insistió en que los indicios actuales fortalecen la teoría de un secuestro planeado. Quintana describió la desaparición como un “rapto quirúrgico”, en el que cada detalle parece cuidadosamente calculado, dejando muy pocas huellas y descartando las hipótesis iniciales.
Mientras tanto, la familia no pierde la esperanza de encontrar a Valeria con vida. Su madre ha encabezado manifestaciones públicas para exigir respuestas, mientras que la Interpol mantiene activa una alerta internacional de búsqueda. Para incentivar nuevas pistas, se ofreció una recompensa de 70 millones de pesos a quien entregue información clave.
La comunidad de Cajicá también se ha unido en marchas, rezos y campañas digitales, recordando que cada minuto es crucial. Sin embargo, la tensión aumenta a medida que pasan los días y la claridad sobre lo ocurrido sigue sin llegar.
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Por ahora, las autoridades continúan con las investigaciones, mientras la familia clama por justicia y transparencia. La presión social es cada vez más fuerte y todos esperan que pronto se pueda resolver el misterio que rodea la desaparición de Valeria Afanador.
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