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¿Por qué tu perro bebe mucha agua por la noche? Una señal que no debes ignorar

Un aumento en la sed nocturna de tu mascota podría tener causas naturales o ser el síntoma de una condición más seria. Especialistas explican cuándo preocuparse y cómo actuar.

¿Por qué tu perro bebe mucha agua por la noche?
Perro tomando agua, imagen de referencia
Foto: Getty Images

Cuando el bebedero de tu perro amanece vacío cada mañana, es natural preguntarse si está todo bien con su salud. Aunque a simple vista pueda parecer un hábito sin importancia, beber en exceso durante la noche —lo que en veterinaria se denomina polidipsia— puede ser una señal que merece atención.

Según expertos en salud animal, un perro sano debería consumir entre 50 y 60 mililitros de agua por kilo de peso corporal al día. Esta cantidad, sin embargo, varía dependiendo de factores como la dieta, el nivel de actividad, la temperatura ambiental e incluso la edad del animal.

Si la ingesta supera los 100 mililitros diarios por kilo, podría estar ocurriendo algo más que un simple aumento de sed.

La veterinaria Alba Navas, en un artículo publicado por ExpertoAnimal, explica que es común que los perros beban más agua cuando hace calor, después de largas caminatas o si han realizado un ejercicio intenso. En estos casos, se trata de una respuesta fisiológica normal para regular la temperatura corporal.

“Durante los meses más cálidos, es clave ofrecer agua fresca en todo momento y, si es posible, incluir comida húmeda en la dieta para favorecer la hidratación”, sostiene la especialista.

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FatCamera/Getty Images/iStockphoto

¿Cuándo debes preocuparte?

Hay muchas razones por las que tu perro puede aumentar su consumo de agua durante la noche:

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  • Mayor actividad física: Los paseos prolongados o un aumento en el juego pueden generar mayor necesidad de hidratarse. No obstante, se recomienda evitar que beban grandes cantidades de agua fría de golpe, ya que podría provocar vómitos.
  • Tipo de alimentación: Las dietas a base de pienso seco tienden a provocar más sed, debido a su contenido en sodio y potasio. En cambio, las dietas húmedas o naturales aportan mayor cantidad de agua al organismo.
  • Condiciones climáticas: En épocas calurosas, los perros, al igual que los humanos, necesitan beber más para mantenerse frescos y evitar golpes de calor.
  • Problemas digestivos o pérdida de líquidos : La diarrea o una hemorragia pueden aumentar la necesidad de agua para compensar la deshidratación.
  • Edad: Los cachorros y perros lactantes requieren mayor cantidad de agua que los adultos y ancianos.

No obstante, cuando no hay un factor evidente como el calor o el ejercicio, la polidipsia podría ser un síntoma de enfermedades como la diabetes mellitus, la insuficiencia renal crónica o el síndrome de Cushing.

En estos casos, el exceso de agua suele ir acompañado de micción frecuente (poliuria), letargo, pérdida de peso o cambios en el apetito.

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Según un estudio publicado en la revista Veterinary Medicine International (2019) , los cambios en el comportamiento de hidratación pueden ser un primer signo clínico de patologías renales en perros, especialmente en aquellos mayores de siete años. Otro artículo de Journal of Small Animal Practice (2020) destaca que la detección temprana de estos síntomas mejora significativamente el pronóstico y calidad de vida del animal.

¿Qué hacer si tu perro bebe mucha agua por la noche?

Lo primero es observar: ¿cuánto está bebiendo realmente? ¿Hay otros cambios en su comportamiento? Si la sed nocturna se repite por varios días y no parece relacionada con el clima o la actividad, lo ideal es acudir al veterinario. Este podrá realizar un análisis de sangre y orina para descartar enfermedades sistémicas.

Además, se recomienda mantener un registro de l comportamiento de tu mascota: horas de sueño , frecuencia de orina, alimentación y cambios físicos. Esto será de gran utilidad para el diagnóstico.

Aunque en muchos casos el aumento de la sed puede tener una explicación sencilla, no debe pasarse por alto. La observación consciente y una visita a tiempo al veterinario pueden marcar la diferencia entre un simple hábito y el inicio de una enfermedad más compleja.

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