El actor Andrés Parra, cuya carrera saltó al estrellato tras encarnar al narcotraficante Pablo Escobar en la exitosa serie de 2012 ‘El Patrón del Mal’, ha puesto fin a su categórica negación sobre revivir al capo en una nueva producción.
Pese a haber rechazado la posibilidad en reiteradas ocasiones, Parra recientemente abrió "el telón" para esta opción, detallando un conjunto de condiciones extremadamente estrictas.
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Durante una conversación con Rodolfo Soules, Parra reveló el monto específico que una productora debería desembolsar para que él acepte la propuesta de un remake o una nueva versión de la historia.
La exigencia económica asciende a “Diez millones de dólares netos”. Parra fue enfático al precisar que esta cifra debe ser libre de impuestos, deducciones y honorarios de su mánager, garantizando que el total exacto ingrese a su cuenta bancaria.
Más allá del aspecto financiero, el actor insiste en una serie de demandas laborales y artísticas.
Además de solicitar "condiciones laborales más decentes", una de las exigencias fundamentales es trabajar con el mismo equipo técnico y el mismo reparto artístico que participó en la producción original.
Parra puntualizó: “Con todos igualitico”. Aclaró que, si algún integrante del elenco original ya no estuviera con vida, se debería buscar un reemplazo adecuado.
Si se cumplen todas sus condiciones, Parra se sometería nuevamente a la ardua transformación física que el personaje requiere, lo que implica aumentar de peso, un proceso que, según sus cálculos, le demandaría alrededor de seis meses de preparación.
La sorpresa generada por la revelación de Parra se debe a su histórica y firme postura en contra de revivir al capo antioqueño.
El actor ha justificado su negativa en el pasado por respeto hacia las víctimas, el cuidado de su propia salud emocional y una profunda postura ética sobre el rol del arte en la memoria colectiva.
Parra ha manifestado la inmensa carga histórica y social que representa dar vida a una figura tan controversial.
Al respecto, enfatizó: “Yo no puedo hacer eso... Escobar no es el Pirulino... es una vaina grave”. Interpretarlo conlleva una profunda responsabilidad frente a la memoria colectiva del país, pues el personaje está asociado a uno de los períodos más violentos de la historia nacional.
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El impacto de haber interpretado a Escobar en 2012 fue tan profundo que el actor reconoció que el papel lo marcó intensamente. Confesó que adentrarse en la mente de un hombre responsable de un ciclo de violencia vivido en Colombia en las décadas de 1980 y 1990 tuvo consecuencias personales: sintió que su identidad quedó eclipsada, y para la gente, él “ya no era Andrés, sino Pablo Escobar”.
Aún hoy, el público lo identifica como el capo e incluso le pide que imite su voz y gestos icónicos.
Parra rechaza tajantemente estas peticiones, asegurando que hacerlo sería “manosear” su trabajo actoral. Para evitar revivir al personaje en espacios informales, el actor opta por excusarse con una “mentirita piadosa” sobre derechos de autor.
A pesar de que la etapa de Escobar en su carrera está “completamente cerrada”, diez millones de dólares netos y condiciones laborales decentes parecen ser la llave que podría reabrir este complejo capítulo.