Carlos Mario Aguirre y Cristina Toro son reconocidos como los padres del teatro, del humor, de la dramaturgia y de todo lo que concierne al arte escénico en Colombia. Sin embargo, más allá de los reflectores y el éxito teatral, la relación personal de los maestros siempre ha estado envuelta en un aura de misterio y mitos.
Uno de los mitos más persistentes sobre la pareja, que en realidad fue una "realidad", es que en algún momento de su vida estuvieron separados.
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Los rumores incluso sugerían que durante ese periodo, Carlos Mario y Cristina coincidían en viajes, uno con su nueva pareja y la otra con la suya, aunque ellos enfatizan que, ante todo, siempre fueron "muy amigos".
La maestra Cristina Toro, quien inicialmente regresó de Europa convencida de que Carlos Mario Aguirre era un genio y aceptó la invitación de trabajar con él tras verlo en La cantante Calva, relata que su vínculo emocional nunca se rompió, incluso cuando la vida les tendió "mil caminos".
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El maestro Carlos Mario Aguirre, con su estilo lírico y profundo, describe cómo incluso con las parejas que tuvo, ellas llegaban a preguntar: "¿Pero ¿cuándo yo voy a ocupar el lugar de Cristina?".
La respuesta era inequívoca: "jamás en la vida jamás". De hecho, uno de los hombres que fue pareja de Cristina llegó a referirse a Carlos Mario como "tan querido el marido de nosotros". Esta anécdota resalta la insólita pero cercana dinámica que mantenían.
Dada la complejidad de esta relación, la pregunta obligada surgió en la entrevista: ¿fue esta una "relación abierta".
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La respuesta del maestro Carlos Mario fue contundente y enfática, desmintiendo de plano esa idea: "No, cerrado completamente cerrado remachado con candado".
Aunque reconocen que había parejas al lado de cada uno, el "amor nunca nunca se vulneró" entre ellos, y siempre conservaron ese amor. Hablaban por teléfono durante horas todos los días y viajaban juntos constantemente.
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Esta intensidad comunicativa y emocional hacía que la separación física, incluso con otras parejas, no representara un verdadero distanciamiento afectivo. La maestra Cristina admite que había cosas en las que no estaba de acuerdo con las parejas de Carlos Mario, y viceversa, pero el núcleo de su relación permaneció intacto.
La vida de la pareja experimentó un nuevo giro justo antes y durante la pandemia. Antes de la crisis sanitaria, ambos ya estaban solos, sin parejas, aunque vivían en casas separadas, una situación que se mantuvo desde su último casamiento ceremonial en Epidauro, Grecia, donde ellos mismos realizaron el rito.
Tras 50 días sin verse debido a las restricciones de la pandemia, Carlos Mario visitó a Cristina cuando se permitió la primera salida, llegó con una maleta y, según ella, "no se ha ido".
Hoy, la devoción de Carlos Mario hacia Cristina es absoluta, trascendiendo incluso el arte y la vida misma. Él reveló que su inspiración y motivación son totales: "Yo me negaría a seguir viviendo si Cristina no existiera".
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