
El 21 de mayo de 2024 el vallenato se quedó en silencio. Ese día, mientras jugaba un partido de tenis en Valledupar, Omar Geles sufrió un infarto fulminante. Aunque fue trasladado de urgencia a una clínica, no resistió.
Su partida, a los 57 años, estremeció no solo al mundo vallenato, sino a todo el país que lo había visto crecer, tocar y componer con el alma. Ahora, en 2025, al cumplirse un año de su fallecimiento, las anécdotas y los homenajes se multiplican, pero hay uno que todavía sacude por su cercanía: el de Osmar Pérez, quien estuvo allí, cara a cara con la tragedia.
“Cuando nos vimos, me abrazó”, dijo Osmar, recordando ese último encuentro con Geles minutos antes del juego. Esa mañana, él llegó con 20 minutos de retraso a la cancha. Geles, como siempre, estaba de buen humor. Bromeó, se rió y hasta soltó una frase que ahora queda marcada para siempre: “Profe, mire el marranito que me voy a comer hoy”, haciendo alusión a su amigo Osmar. Esa fue la última broma que compartieron antes de que todo cambiara.
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El partido empezó con normalidad. Geles, pese al calor y el esfuerzo físico, quería seguir jugando. Se notaba cansado, pero insistía. Hasta que, de repente, cayó. Un ‘ay’ seco rompió la rutina. Osmar pensó que era un calambre, pero cuando se acercó y lo vio en el suelo, supo que algo andaba mal. Intentó reanimarlo. No esperó la ambulancia, que tardaba más de lo que debía. Lo llevaron en un carro particular. En la clínica, la noticia fue un golpe seco: Omar había muerto.
El homenaje tras un año de su partida
Hoy, a un año de ese día que partió en dos la historia del vallenato, las canciones de Omar Geles siguen vivas. Pero no solo su música resuena: también su historia, su humanidad y ese último abrazo que le dio a Osmar Pérez.
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“Nunca pensamos que algo así podría pasar, pero así pasó”, dijo Osmar en una entrevista con el creador de contenido Yako Osorio. Y es que la partida de Geles fue tan inesperada como dolorosa.
Aunque es recordado por éxitos como “Los caminos de la vida”, “Tarde lo conocí” o “Me gusta, me gusta”, hoy muchos lo recuerdan por la manera como vivió: entregado a la música, generoso con sus colegas y siempre de buen humor. Desde los días en que brilló como Rey Vallenato hasta su época dorada con Los Diablitos, su sello quedó impreso en el ADN del género.
Este 2025, su legado se homenajea con múltiples eventos en Valledupar, donde su nombre sigue siendo sinónimo de vallenato. Hay conciertos, muestras culturales y reuniones entre amigos y músicos que crecieron con él o bajo su influencia. Pero más allá de los escenarios, está el recuerdo íntimo, ese que solo unos pocos vivieron.