En la búsqueda de trabajo, las personas recurren a diversas prácticas para mejorar sus posibilidades y atraer energías positivas. Uno de estos métodos ancestrales, que ha ganado popularidad en tiempos modernos, es el ritual de la pera, una ceremonia destinada a encontrar empleo y atraer la abundancia.
La pera, asociada tradicionalmente con la materialización de sueños y proyectos, así como con la felicidad y la riqueza, se convierte en el centro de este ritual. Según expertos y analistas, esta fruta posee cualidades que la hacen propicia para canalizar deseos y energías positivas.
Elementos para el ritual de la pera:
- Pera: se necesita una pera fresca y madura.
- Listón verde: un listón verde de un metro de longitud.
- Palillo: para escribir en la pera.
- Tres monedas: tres monedas de la misma denominación.
Paso a paso para el ritual de la pera:
- Preparación de la pera: se corta la pera por la mitad.
- Escritura de nombres: con un palillo, se escribe en una de las mitades el nombre de las personas encargadas de proveer en el hogar.
- Colocación de monedas: en la otra mitad de la pera se colocan las tres monedas.
- Unión y atadura: se unen las dos mitades de la pera y se atan con el listón verde, mientras se repite la frase "arriba mi suerte, abajo mi sal".
- Entierro de la pera: la pera ritualizada se entierra en una matera en el hogar.
- Ubicación estratégica: se coloca la pera ritualizada en la entrada de la casa, con el propósito de atraer la abundancia y favorecer la obtención de trabajo.
Este antiguo ritual ha sido transmitido de generación en generación como una práctica efectiva para canalizar deseos y energías positivas en la búsqueda de empleo y la atracción de la prosperidad, en los próximos días.
Publicidad
Si bien su efectividad puede variar según las creencias individuales, muchos encuentran en este ritual una forma de fortalecer su determinación y abrirse a nuevas oportunidades en el camino hacia el éxito laboral y la abundancia.
También puedes ver: Camilo y Evaluna esperan su segundo bebé
Publicidad