Un reciente operativo del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec) sacó a la luz la existencia de celdas de lujo en la cárcel La Modelo de Bogotá, revelando un contraste alarmante entre las condiciones de estos espacios exclusivos y las del resto de los internos.
Este descubrimiento generó críticas sobre la desigualdad y la corrupción dentro del sistema penitenciario colombiano.
Mientras miles de reclusos enfrentan hacinamiento, condiciones insalubres y falta de espacio, algunos pocos disfrutan de celdas amplias y confortables.
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Según la Revista Semana, que participó en el operativo del Inpec, estas habitaciones, conocidas como celdas VIP, cuentan con más comodidades que las de cualquier persona de estrato bajo o medio, camas king size con lencería completa, sofás tipo L forrados en materiales cálidos, mesas de noche, luces LED e incluso oratorios con veladoras encendidas.
Además, se encontraron murales decorativos y figuras religiosas adornando las paredes y entradas.
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Por otro lado, el panorama general en La Modelo es muy diferente. En las celdas comunes, más de cuatro reclusos comparten un espacio reducido. Muchos deben dormir en colchones desgastados o incluso en el piso, y algunos intentan descansar en los baños debido a la falta de camas.
Estas condiciones evidencian una clara brecha en el trato recibido por los internos, dependiendo de su poder económico o influencias.
El director del Inpec, coronel Daniel Gutiérrez, explicó que el objetivo principal de estos operativos es combatir la corrupción y eliminar los privilegios indebidos en las cárceles del país.
Durante la inspección en La Modelo, se confiscaron más de 700 celulares, armas y sustancias prohibidas escondidas en paredes y techos. Este operativo forma parte de una estrategia más amplia que abarca 138 patios y pabellones en distintas cárceles del país.
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Además de las celdas VIP, también se encontraron elementos inusuales, como caletas ocultas y objetos relacionados con la brujería. En la cárcel El Buen Pastor, por ejemplo, se hallaron figuras de duendes y otros artefactos acompañados de olores desagradables.
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En Guaduas, las autoridades incautaron artículos con pólvora almacenados desde las festividades decembrinas.
Estos hallazgos no solo evidencian la corrupción dentro del sistema penitenciario, sino también destacan las desigualdades estructurales que afectan a los internos.
Según Gutiérrez, estas desigualdades son el resultado directo de prácticas corruptas que permiten a algunos reclusos vivir con privilegios mientras otros apenas sobreviven. Las inspecciones continuarán, según anunció, con el objetivo de garantizar un sistema más justo y transparente.
La situación plantea preguntas urgentes sobre la capacidad del sistema penitenciario colombiano para ofrecer un trato equitativo a todos los internos.
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