El dirigente filipino se perdió cuatro de las siete reuniones que tenía previstas el miércoles durante la cumbre anual de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean) , a la que también asisten líderes mundiales como el presidente ruso, Vladimir Putin; los primeros ministros de Japón, Shinzo Abe, y China, Li Keqiang; y el vicepresidente estadounidense, Mike Pence.
Duterte tampoco se dejó ver por una cena de gala organizada por el jefe de gobierno de Singapur, Lee Hsien Loong.
"¿Qué hay de malo con mis siestas?", dijo a los periodistas al llegar este jueves a la sede de la cumbre para otra larga jornada de reuniones.
Al preguntarle si estaba totalmente descansado, respondió: "Todavía no del todo, pero sí lo suficiente para soportar los últimos días".
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Las ausencias de Duterte el miércoles obligaron a su oficina a publicar un comunicado explicando que la noche previa solo había dormido tres horas.
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"Se echó algunas siestas reparadoras para recuperar horas de sueño", dijo el portavoz presidencial, Salvador S. Panelo.
"Aseguramos a la nación que la mencionada ausencia no tiene nada que ver con su salud física ni su bienestar, que fueron objeto de especulación", añadió.
El presidente filipino mantiene su popularidad dentro del archipiélago, a pesar de la mortífera guerra contra las drogas que libra, en la que murieron miles de personas y horrorizó a sus aliados occidentales.
Pero sus ausencias a varios eventos y el hecho de que hable en público de sus dolencias han motivado especulación sobre su salud desde que llegó al poder, en 2016.
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Duterte ha contado que sufre migrañas diarias y males como la enfermedad de Buerger, que afecta a las venas y las arterias de las extremidades.
AFP
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