Esta historia es la reafirmación de que madre solo hay una, pues solo un ser como ella estará dispuesta a arriesgarlo todo con tal de proteger a sus hijos. S. Petchiammal, es una mujer oriunda de la India quien perdió a su esposo a pocos días de haber contraído matrimonio con él. Como fruto de su amor, en unos meses nació su hija a la cual, ella tendría que criar sola enfrentándose a todos los estigmas machistas que rigen la cultura de dicho país.
Claramente no iba a ser un trabajo fácil, y de hecho no lo fue, pues en la mayoría de trabajos que probó, se tuvo que enfrentar a diversos casos de acoso que la llevaron a replantearse muchas cosas. Fue así entonces como un día tomo la increíble decisión de dirigirse hasta al templo de Tiruchendur Murugan, ubicado en la ciudad de Thoothukudi, donde solicitó el cambio de su nombre.
De ahora en adelante su nombre sería Muthu, lo cual la convertiría en un hombre automáticamente. Paso siguiente la mujer se encargó de que todos sus documentos de identidad dijeran que era un hombre . Si bien, esta decisión ponía en riesgo su libertad, su felicidad, y hasta su vida ¡Todo por su hija!.
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Su objetivo era claro y estaba dispuesta a todo con tal de cumplirlo, y así lo fue; Petchiammal pasó 36 años fingiendo ser un hombre, lo cual facilitó la crianza de su hija, pues no sólo podía salir con ella con total tranquilidad, sino que consiguió trabajos mejor remunerados con más facilidad. Finalmente su hija logró casarse y hacer una nueva vida con su esposo sin embargo, ella decidió mantener su identidad pues vio que de esta manera ambas podían vivir más tranquilas
“Esta identidad garantizó una vida segura para mi hija. Seguiré siendo Muthu hasta que muera”. Afirmó la mujer, quien actualmente tiene 57 años y habló en exclusiva con el medio de comunicación ‘The New Indian Express’.
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Vale la pena señalar que e l secreto lo sabían sólo algunos familiares y amigos cercanos de ambas mujeres. Infortunadamente, Petchiamma no cuenta actualmente con estabilidad económica pues debido a su edad, trabajar ya no le resulta una tarea fácil.
“No tengo una casa ni tengo ahorros. No puedo solicitar el certificado de viudez tampoco. Como soy demasiado mayor para trabajar, solicito al Gobierno que me ofrezca alguna ayuda monetaria”. Puntualizó la mujer que le da la vuelta al mundo con su admirable historia.