En el inmenso mundo de l as creencias y prácticas esotéricas, existe un ritual que ha capturado la atención y la curiosidad de muchos en redes sociales: congelar el nombre de una persona en un pedazo de papel, ¿para qué sirve?
Este acto, aparentemente simple, se ha arraigado en diversas culturas a lo largo de la historia como una forma de protección, purificación y, según algunos, manifestación de deseos. ¿Qué hay detrás de este peculiar rito de magia blanca?
Este ritual, que consiste en escribir el nombre de alguien en un trozo de papel, doblarlo y congelarlo en agua , es una práctica que muchos consideran efectiva para canalizar energías positivas o alejar influencias negativas.
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Aunque para algunos puede sonar a superstición, p ara otros es una "hechizo" cargado de significado y simbolismo, con raíces profundas en tradiciones ancestrales.
En diversas culturas africanas, por ejemplo, se cree que congelar el nombre de una persona en agua puede neutralizar energías negativas o incluso maleficios dirigidos hacia uno mismo. En esta cosmovisión, el agua congelada actúa como una barrera protectora, encapsulando y disipando las fuerzas malignas que puedan acechar.
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Por otro lado, en la magia europea, esta práctica se empleaba con el propósito de "congelar" a una persona fuera de la vida de quien realizaba el ritual. En este contexto, el acto de congelar el nombre simbolizaba el alejamiento y la separación definitiva de alguien no deseado, una forma de liberación y protección.
Pero, ¿cuál es el fundamento detrás de esta creencia en el poder del hielo para proteger y purificar? Según algunos expertos en el tema, el hielo actúa como un escudo energético, bloqueando la influencia negativa de una persona o situación en la vida del individuo que realiza el ritual. Al congelar el papel con el nombre, se sella simbólicamente la energía negativa, manteniéndola encapsulada y alejada de su objetivo.
Ahora bien, ¿cómo se lleva a cabo este misterioso ritual? Los pasos son relativamente sencillos, pero requieren convicción y fe en su eficacia. Primero, se escribe el nombre de la persona en un papel blanco con tinta negra, simbolizando su presencia o influencia no deseada. Luego, se dobla el papel y se sumerge en un vaso de agua, al que se añade sal gruesa como agente purificador.
Mientras la sal se mezcla con el agua, se visualiza un aura protectora de color azul que rodea al individuo, alejando toda energía negativa.
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Se pronuncian palabras de protección y afirmación, como un mantra destinado a fortalecer la intención del ritual: “Me protejo y alejo de mí todo lo malo que me rodea. Soy amor, soy generoso/a y soy positivo/a. Gracias, gracias, gracias”.
Finalmente, el vaso se coloca en el congelador, donde permanecerá hasta que se considere que su propósito ha sido cumplido.
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Una vez que se logra el objetivo del ritual, se procede a descongelar el agua y desecharla junto con el papel en un lugar con tierra, simbolizando la liberación y el desprendimiento de las energías negativas.
Según el ritual, es importantísimo l avar bien el recipiente utilizado y abstenerse de volver a usarlo para líquidos, como una medida preventiva para evitar cualquier contaminación energética residual.
Aunque este ritual se considera poderoso por muchos, es importante recordar que no sustituye la ayuda profesional en caso de problemas emocionales o mentales. Además, cada individuo es libre de interpretar y practicar estas ceremonias de acuerdo con sus creencias y convicciones personales.
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