Caterine Ibargüen , campeona de triple salto en Río de Janeiro 2016, valoró positivamente su acenso a la final de los Juegos Olímpicos de Tokio y aseguró que está disfrutando al competir en Japón porque no sabe si habrá un mañana.
La deportista se quedó en su primer salto en 14,02 metros. Mejoró seis centímetros en el segundo, pero antes del tercero estaba fuera. Tuvo que sacar lo mejor de sí misma para, en el último esfuerzo, situarse tercera de grupo con una marca de 14,37, un registro por debajo del mínimo inicial de 14,40.
"No fue el mejor salto pero estoy muy contenta, todo está bien. Logré la clasificación a la final y ahora esperar el domingo a ver cómo se dan las cosas", dijo la atleta colombiana, en la zona mixta del Estadio Olímpico de Tokio.
La deportista antioqueña llegó a Tokio con una marca del año muy alejada de sus mejores saltos (13,86) y relegada al puesto 57 de la lista mundial, tras una temporada de recuperación de sus lesiones.
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"Ha sido muy difícil estar en Tokio, pero ahora que estoy aquí, tengo la esperanza de dar siempre lo mejor por mi país. Debemos ser muy positivos y seguir luchando por Colombia", confesó.
"Estos Juegos los estoy disfrutando porque una nunca sabe si habrá un mañana. De momento, estoy muy feliz de estar acá y solo pienso en la final del domingo", subrayó.
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En la final del triple salto, Caterine Ibargüen se encontrará con la venezolana Yulimar Rojas, subcampeona olímpica en Río 2016, y con la española Ana Peleteiro, que accedió a la final de Tokio con un salto de 14,62 metros.