El Nexus Fest, que prometía ser un espectáculo de música y entretenimiento, se vio abruptamente interrumpido por la falta de permisos adecuados y el fatal accidente laboral que cobró la vida de Brandon Rodríguez. Además, dejó a dos personas heridas que reciben atención médica en el Hospital San Antonio y la Clínica Chía. Todo habría ocurrido al interior del emblemático Castillo Marroquín.
Juan Rodríguez, primo de Brandon, denunció públicamente la falta de medidas de seguridad en el lugar y criticó el manejo del caso por parte de los organizadores. En redes sociales, compartió la foto de su primo y expresó su indignación por cómo se manejó la emergencia.
"Mi primo tuvo un accidente en el Nexus Fest. Lastimosamente, falleció. Lo que hicieron no tiene perdón: botarlo en un hospital en las horas de la noche y no brindarle auxilio", dice la denuncia en Facebook, en la que, además, el joven pide que la información sea ampliamente difundida.
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La noticia ha generado una ola de indignación y solidaridad en Chía, donde los residentes exigen respuestas claras y medidas preventivas efectivas para evitar futuros accidentes similares. La Alcaldía de Chía ha iniciado una investigación para determinar las responsabilidades y garantizar que se haga justicia por la vida perdida en este trágico suceso.
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La historia Detrás del Castillo Marroquín
El Castillo Marroquín, ubicado en Chía, Cundinamarca, es una imponente construcción de estilo neogótico que data de finales del siglo XIX.
Originalmente concebido como una residencia privada, este emblemático edificio ha sido testigo de innumerables eventos culturales y sociales a lo largo de su existencia. Sus majestuosos jardines y arquitectura detallada lo han convertido en un atractivo tanto para locales como para visitantes.
Durante las últimas décadas, el Castillo Marroquín también ha sido escenario de eventos más oscuros. En la mansión, jefes paramilitares y narcotraficantes planearon diversos crímenes. En este entorno de lujo, con grifos de oro y una bañera en forma de ostra, se decidieron magnicidios de candidatos presidenciales y masacres de campesinos.
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La propiedad pasó a ser un símbolo de la opulencia y la violencia que marcaron la historia reciente de Colombia. En 2010, la lujosa propiedad fue decomisada.
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