Laura Camila Huertas es una de las tantas vidas que se ha cobrado el COVID-19 en Colombia, pero su historia ha conmovido a miles de personas, pues la joven usó las fuerzas que le quedaban para intentar hacer conciencia de la gravedad de esta enfermedad.
La joven de 21 años era una brillante estudiante de Jurisprudencia de la Universidad del Rosario, quien padecía de cáncer de pulmón, pero se aferraba a la vida con valentía.
Y aunque contagiarse de COVID representaba un riesgo, era vital que se hiciera chequeos médicos por su padecimiento. Fue justamente en una cita médica en donde chocó con el virus, según se reportó en Noticias Caracol.
Con la certeza de haber contraído la infección, Laura fue llevada un hospital para ser tratada, sin embargo su estado de salud se complicó hasta que tuvo que ser trasladada a una UCI.
“Los dos últimos días me decía: ‘mami, tengo miedo’, ‘esto es muy serio’, ‘no respiro’”, dijo la joven a su madre dos días antes de llegar a cuidados intensivos.
Desde allí, Laura sintió que debía mostrar al mundo la realidad de la situación de una persona que lucha contra el virus. Usó sus redes sociales para dejar varios mensajes de concientización.
A pesar de su valentía y sus ganas de ganarle la pelea al COVID-19 no logró, dos días después de requerir ser intubada, falleció.
Sus compañeros de clase la recuerdan con mucho cariño y admiración. Su profesor Gerardo López se despidió con las siguientes palabras: “Me hará infinita falta mi monitora. Ella nos está dejando unas grandes lecciones”.
Y es que no solo era buena estudiante y compañera, era una joven con una mentalidad de positivismo frente a la vida, a pesar de la gran prueba que le puso la vida. En una agenda que su madre encontró de ella, se puede leer lo agradecida que estaba ella por existir.
“Hay una agenda que encontré, aparte de su agenda de actividades, y decía: ‘gracias por este día’, ‘gracias por la vida’, ‘gracias porque el cielo hoy está hermoso’”, manifestó con la voz entrecortada su madre.
“Agradezco a mi cuerpo el permitir moverme y estirarme, lo escucho y siento su dolor, pero confío en que es sabio y sabrá curarse. Gracias por mi vida y por tener mi madre a mi lado”.
Este es solo un caso de los miles que no lograron vencer frente al COVID-19, pero su mensaje merece ser escuchado. El virus no es un juego.
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